"El Gobierno de Kenia está preocupado por los acontecimientos en Sudán del Sur tras las informaciones sobre la detención anoche del vicepresidente de Sudán del Sur, Riek Machar", señaló en un comunicado el ministro keniano de Asuntos Exteriores, Musalia Mudavadi.
Mudavadi llamó "a todas las partes en Sudán del Sur a priorizar la paz en el país dando espacio a los acuerdos de paz en curso bajo los auspicios de la IGAD (Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, bloque económico de ocho países del este de África)".
"Instamos a todos los líderes de Sudán del Sur a que actúen con máxima moderación, que cesen las hostilidades y que respeten el Acuerdo de Paz Revitalizado en interés de millones de personas de su pueblo", añadió el ministro, en referencia al pacto de paz alcanzado en 2018.
La propia IGAD manifestó también este jueves en otro comunicado su preocupación por la crisis y pidió a las partes que "prioricen el diálogo", al alertar de que "los actuales acontecimientos, aunque no se han verificado, pueden llevar a un colapso del proceso de transición y la vuelta a una guerra en toda su escala".
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La inestabilidad en el país se comenzó a desbordar con un estallido de violencia el pasado 4 de marzo, cuando una milicia rebelde denominada Ejército Blanco, alineada originalmente con el opositor Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán en la Oposición (SPLM-IO), en la ciudad de Nasir (norte), tomó una guarnición del Ejército en dicha ciudad y secuestró a sus soldados, incluido un importante comandante.
Eso desató una oleada de arrestos en la capital sursudanesa, Yuba, contra partidarios de la oposición liderada por Machar.
Anoche se ordenó el arresto domiciliario del vicepresidente, si bien posteriormente funcionarios del Gobierno del presidente del país, Salva Kiir, le informaron de que Machar sería trasladado de domicilio, sin especificar cuándo ni a donde.
Sudán del Sur, que se independizó de Sudán en 2011, sufrió un lustro de guerra que provocó la muerte de unas 400.000 personas y que terminó con un acuerdo de paz en 2018, un pacto que sirvió para repartir el poder entre el Gobierno y la oposición pero cuyas principales disposiciones nunca se han llegado a implementar.
