IGAD, alarmada por arresto de vicepresidente de Sudán del Sur, pide moderación y diálogo

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Nairobi, 27 mar (EFE).- La Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo en el Este de África (IGAD), que medió en las negociaciones de paz de Sudán del Sur, se mostró alarmada por el arresto anoche del vicepresidente sursudanés, Riek Machar, y pidió a las partes que "ejerzan la máxima moderación" y "prioricen el diálogo".

La autoridad regional, a través de su secretario general, el etíope Workneh Gebeyehu, hizo un llamamiento a que "todas las partes se restrinjan inmediatamente de cualquier acción unilateral que viole el espíritu y la carta del acuerdo de paz", firmado en 2018 que puso fin al conflicto entre Machar, que tras el cual fue nombrado vicepresidente primero de Sudán del Sur, y el presidente, Salva Kiir.

"Los actuales acontecimientos, aunque no se han verificado, pueden llevar a un colapso del proceso de transición y la vuelta a una guerra en toda su escala, con consecuencias devastadoras para el pueblo de Sudán del Sur y de la región en general", consideró la IGAD.

Por ello, la autoridad regional se mostró abierta a apoyar de nuevo en la mediación para preservar la paz y pidió que se implemente el acuerdo de paz.

La inestabilidad en el país se comenzó a desbordar con un estallido de violencia el pasado 4 de marzo, cuando una milicia rebelde denominada Ejército Blanco, alineada originalmente con el SPLM-IO, en la ciudad de Nasir (norte), tomó una guarnición del Ejército en dicha ciudad y secuestró a sus soldados, incluido un importante comandante.

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Eso desató una oleada de arrestos en Yuba contra partidarios de la oposición liderada por Riek Machar.

Anoche se ordenó el arresto domiciliario a Machar, si bien posteriormente funcionarios del Gobierno del presidente Salva Kiir le informaron de que sería trasladado de domicilio, sin especificar cuándo ni a donde.

Sudán del Sur, que se independizó de Sudán en 2011, fue escenario de un lustro de guerra que provocó la muerte de unas 400.000 personas y que terminó con un acuerdo de paz en 2018, un pacto que sirvió para repartir el poder entre el Gobierno y la oposición pero cuyas principales disposiciones nunca se han llegado a implementar.