En la localidad de Latakia, donde se concentra la minoría alauita -la comunidad a la que pertenecen el defenestrado presidente Bachar Al Asad, su familia y parte de la cúpula con la que dirigió Siria por casi 25 años- se registró una ola de violencia que causó cientos de muertos y desaparecidos, y que se desató por un ataque de milicianos alauitas contra miembros de las fuerzas de seguridad del gobierno interino.
La Comisión de la ONU dijo que en una visita que acaba de realizar a Siria se reunió con los responsables de la investigación nacional sobre esos hechos, ocurridos la segunda semana de marzo, e intercambiaron con ellos experiencias sobre buenas prácticas para investigaciones independientes de este tipo.
"El compromiso de sus miembros con la rendición de cuentas y el establecimiento de la verdad de manera imparcial y capaz de generar confianza es alentador; y les animamos a trabajar con la mayor transparencia posible y a hacer públicos sus hallazgos", afirmó Hanny Megally, miembro de la Comisión de la ONU.
Recalcó que la existencia misma de una investigación declarada independiente en Siria es un hecho sin precedentes, ya que cualquier intento de esclarecimiento imparcial de un hecho violento en el que hubiesen estado involucradas las fuerzas del orden hubiese sido impensable durante el régimen de Al Asad.
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"El resultado puede servir como un claro elemento de disuasión para evitar cualquier repetición y como un paso importante para reconstruir la confianza en un Estado donde se respete el Estado de derecho", opinó Megally.