El ministro de Justicia, Yariv Levin, presentó una moción de censura contra Baharav-Miara el viernes, horas después de que el gabinete aprobara el despido del jefe de los servicios secretos israelíes (Shin Bet), Ronen Bar.
Baharav-Miara advierte en la misiva que dicha moción es "legalmente irrelevante" y no tendrá ningún efecto a la hora de materializar su destitución. Además, critica que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, busca "promover la lealtad a la cúpula política", algo opuesto a su mandato.
"La moción de censura solo busca promover la lealtad al gobierno", escribió la fiscal, añadiendo que no pretende restaurar la gobernabilidad, sino obtener "poder ilimitado, como parte de una estrategia más amplia para debilitar el poder judicial".
"Desde la llegada al poder, mi equipo y yo hemos colaborado con el gobierno para promover sus políticas. Los hechos hablan por sí solos", añadió. "Las acusaciones de falta de cooperación eficiente son completamente infundadas", dijo según medios.
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La votación se produjo en medio de fuertes protestas en las calles y en ausencia tanto de Netanyahu por el conflicto de intereses que supone -la justicia investiga varios casos contra él- como de la propia fiscal general.
Según la legislación, aunque la moción de censura haya pasado, el gabinete debe considerar la opinión del comité de selección que nombró a Baharav-Miara.
Además, este comité -presidido por el expresidente de la Corte Suprema, Asher Grunis, y compuesto por la abogada Tami Ulman y el profesor Ron Shapira- es el encargado de destituirla celebrando una audiencia en la que la fiscal podrá exponer su defensa.
Según el diario israelí Haaretz, dos puestos del comité están vacantes tras las renuncias de la exdiputada Tzvi Hauser y del exministro de Justicia Dan Meridor, quienes apoyaron a Baharav-Miara.
