En un comunicado, la ONG dijo haber recibido "testimonios de testigos presenciales y numerosas fotografías de cadáveres que se encontraban con frecuencia en barrios de Bukavu", ciudad de más de un millón de habitantes y capital de la citada provincia.
"Del 17 de febrero al 13 de marzo de 2025, la Cruz Roja Congoleña recogió 43 cadáveres en Bukavu, incluidos 29 civiles. En toda la provincia de Kivu del Sur, durante el mismo período, la Cruz Roja Congoleña recogió 406 cadáveres, incluidos 110 civiles", precisó AI.
Desde que tomó en enero la ciudad de Goma, capital de la vecina provincia de Kivu del Norte, tras intensos combates con el Ejército congoleño, el M23 "ha asaltado hospitales, secuestrado de sus camas a pacientes, incluidos civiles y soldados congoleños hospitalizados, y los ha sometido a torturas", denunció Amnistía.
La organización pro derechos humanos también ha documentado casos de violaciones en grupo cometidas por el grupo rebelde, así como malos tratos contra defensores de los derechos humanos tras la toma de Goma el 27 de enero, y de Bukavu los pasados 15 y 16 de febrero.
AI, que entrevistó a 25 sobrevivientes, testigos presenciales, activistas de la sociedad civil, defensores de los derechos humanos y periodistas, tanto en la RDC como en el exilio, aseveró que el M23 ha sembrado "un clima de miedo y brutales represalias entre la población local".
"La alarmante magnitud y frecuencia de los abusos en el este del Congo debería conmocionar al mundo. La violencia se ha visto facilitada por décadas de impunidad ante graves abusos y violaciones de derechos humanos", declaró el director regional de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral, Tigere Chagutah.
Amnistía instó a la Comunidad de África Oriental (EAC), la Comunidad de África Austral para el Desarrollo (SADC), la Unión Europea y otros actores internacionales a que aumenten la presión sobre todas las partes en el conflicto para que protejan a la población civil y traten a los detenidos con humanidad, de conformidad con el derecho internacional humanitario.
"El mundo no debe hacer la vista gorda ante los crímenes que ocurren en el este de la República Democrática del Congo", subrayó Chagutah.
El M23, que cuenta con apoyo de Ruanda -según la ONU y países como EE.UU., Alemania y Francia-, controla las capitales de las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur, fronterizas con Ruanda y ricas en minerales como el oro o el coltán, fundamental en la industria tecnológica y en la fabricación de teléfonos móviles.
El número de muertos por el conflicto en la capital de Kivu del Norte y alrededores superó los 8.500 desde el pasado enero, según detalló a finales de febrero el ministro congoleño de Salud Pública, Samuel Roger Kamba.
La actividad armada del M23 -grupo formado principalmente por tutsis que sufrieron el genocidio ruandés de 1994- se reanudó en Kivu del Norte en noviembre de 2021 con ataques relámpago contra el Ejército congoleño.
Desde entonces, ha avanzado por varios frentes, lo que ha elevado los temores a una posible guerra regional.
Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la misión de paz de la ONU (Monusco).