"Tenemos previsto celebrar las elecciones en diciembre de 2025 o lo más pronto posible en enero de 2026", dijo el general, que promete una contienda en la que participarán al menos 53 organizaciones, si bien los principales líderes opositores están presos o exiliados desde el golpe que acabó con un gobierno democrático.
Hlaing, que invitó a veedores de Bielorrusia para que observen estas elecciones, ha prometido reiteradamente que llamará a las urnas en un intento por ganar legitimidad en la comunidad internacional, que mayoritariamente rechaza a la junta por haber derrocado a un gobierno civil electo liderado por la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, presa desde febrero de 2021.
La junta ha extendido siete veces el estado de excepción instaurado desde el golpe, lo que ha otorgado a las fuerzas armadas plenos poderes ejecutivos y legislativos e impide, al menos hasta que venza el último decreto en julio, convocar elecciones.
El rechazo a esta cúpula militar desencadenó un movimiento de protesta que se transformó en una rebelión armada en la que varias guerrillas y grupos prodemocráticos se disputan con la junta el control de territorios.
Aunque la junta lleva meses invitando a las guerrillas a sentarse a negociar, con mediación de China, la mayoría lo rechazan, mientras el Gobierno de Unidad Nacional (NUG), constituido en parte por diputados del Legislativo que se tenía que constituir el día del golpe y que se declara el poder legítimo de Birmania desde la semiclandestinidad, se opone a la convocatoria electoral.
La violencia desatada ha empujado a miles de birmanos fuera de su país, mientras que otras decenas de miles sufren desplazamientos internos, en tanto que 6.389 personas han sido asesinadas desde el golpe, según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAAP).