"Siempre había desechado hacer vestidos de invitada en blanco por respeto a las novias, pero ahora las novias no quieren ser princesas", dijo a modo de argumento a EFE Hannibal Laguna (Caracas, Venezuela, 1967), una razón por la que se ha lanzado con una propuesta de "novias, para no novias", en una colección de costura con vestidos, tops y faldas caladas, en tonos tiza y canela.
La intención es que algunas de las piezas tengan un doble uso, "para un evento sí, pero también para una noche especial" donde la combinación con otra prenda matice el detalle de una gran costura.
Una colección en la que el ADN de la firma está presente en pétalos y flores con una visión contemporánea.
"He querido dar a esta colección un toque más fresco, un punto más joven", señala el diseñador que ve cómo las hijas de sus clientas más veteranas recogen el testigo de lucir prendas artesanas de calidad.
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Una razón por la que los bordados de lentejuelas van en mate y el chantillí se matiza con una sobre capa de seda transparente, que logra un efecto etéreo y aterciopelado.
Una colección que mantiene una línea de continuidad con la anterior, con minuciosos juegos de 'patchwork', pero a la que incorpora al mismo tiempo minifaldas de silueta caparazón.
Los volantes de caracola son los encargados de dar volumen en cuellos cervantinos y faldas, una manera de seguir mostrando el legado de la costura española, con un toque contemporáneo, que también Laguna ha querido trasladar a las mangas, abullonadas con puños de amplia botonadura.
Un desfile al que acudió la vicepresidenta segunda del Gobierno español, Yolanda Díaz, que previamente visitó la zona donde los diseñadores emergentes muestran sus propuestas.
"La moda es cultura, es marca España y una industria muy importante para nuestro país porque genera muchos puestos de trabajo", señaló Díaz, que se declaró consumidora de moda española y asombrada del talento de los jóvenes creadores.
