En un comunicado emitido por su oficina, Nkweta-Salami definió esta acción como “una violación escandalosa del derecho internacional humanitario” y lamentó el “alarmante desprecio por la vida humana”, que consideró “inaceptable”.
“Los hospitales y las instalaciones médicas nunca deben ser objeto de ataques. Estas instituciones son santuarios de vida, sanación y esperanza, y su destrucción es una afrenta a nuestra humanidad compartida”, agregó.
La responsable de la ONU en el país africano instó al cese inmediato de ataques contra civiles y la infraestructura civil, y exigió rendición de cuentas a los responsables al tiempo que reclamó el fin del conflicto.
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“Insto a todas las partes en este conflicto a que respeten estrictamente el derecho internacional humanitario y las normas de derechos humanos. Les recuerdo que la protección de los civiles, los niños, las mujeres y los hombres inocentes atrapados en el conflicto es una obligación fundamental”, remarcó.
La guerra en Sudán comenzó en abril de 2023 tras el fracaso de las negociaciones para integrar a los paramilitares en el Ejército en el contexto de una transición política en el país tras el derrocamiento del presidente Omar al Bashir en 2019.