El conflicto entre el ELN y una disidencia de las FARC provoca un éxodo en el Catatumbo

Geraldine GarcíaCúcuta (Colombia), 18 ene (EFE).- Por las polvorientas carreteras del Catatumbo, en el noreste de Colombia, familias enteras huyen de los enfrentamientos entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y una de las disidencias de las antiguas FARC, un conflicto que esta semana ha dejado más de 50 muertos, según cálculos de las autoridades.

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El éxodo tiene como destino principal Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, y fronteriza con Venezuela, pero la gente también se dirige en busca de protección y ayuda hacia Ocaña, la ciudad más importante de la zona, o a Tibú, uno de los municipios del Catatumbo escenario de la guerra entre guerrillas.

Así lo hizo Hernel Vargas, quien no dudó en salir de su vivienda en un caserío de la zona rural de Tibú junto a su esposa e hijos hasta llegar a un lugar seguro.

"Dijeron que si no salimos, ellos no respondían; nos mataban", aseguró a EFE Vargas, un campesino que se gana la vida cultivando plátano, yuca y maíz.

Relatos del horror

Vargas buscó distintos medios para llegar a la Alcaldía de Cúcuta, al igual que centenares de familias que se aglomeran para recibir atención. Algunas personas desafían sus miedos y comparten los aterradores días que vivieron.

Es el caso de doña 'Rubiela', quien cambió su nombre por seguridad, y que cuenta que desde el jueves, día en que el ELN comenzó a perseguir a los disidentes por todo el Catatumbo, aún tiene el estruendo de las balas resonando en su cabeza.

"Lo primero que hice fue buscar a mis hijos para abrazarlos. En ese momento, lo único que uno busca es proteger a los suyos", afirma la mujer mientras su esposo sostiene una mochila llena de ropa, lo único que pudieron llevarse de su casa.

Los videos grabados por ellos mismos mientras huyen del conflicto muestran que muchos viajan en motos o en carros, otros en canoas y algunos están apretados en autobuses o volquetas.

La desesperación por ponerse a salvo ha llevado a muchos a pasar la frontera selvática hacia Venezuela porque dicen que el ELN está amenazando con matar a la gente en algunas aldeas, acusándolos de colaborar con sus rivales de las disidencias.

"Es triste ver cómo nos toca salir con desesperación a lugares donde muchos como yo no tienen familia", agregó la mujer quien viene del caserío de Guachimán, en Tibú.

La escena era conmovedora este sábado en la entrada de la Alcaldía de Cúcuta, adonde llegan muchas familias cargando maletas, mascotas e incluso gallinas.

"Me traje a mi perro entre mis brazos", dice una mujer mientras observa al veterinario que revisa a su mascota; sin embargo, con tristeza añade que dejó atrás a otro can y un gato.

Violencia desbordada

La ola de violencia entre el ELN y la disidencias de la FARC se extiende por casi todo el Catatumbo, región de Norte de Santander formada por los municipios de Ábrego, Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, La Playa, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú, en donde diversos grupos se disputan el control territorial, de los cultivos de coca y de los corredores para el narcotráfico.

El alcalde de Cúcuta, Jorge Acevedo, asegura que en la capital de Norte de Santander están preparados para atender a los desplazados.

"Las familias que no tengan dónde quedarse serán hospedadas en hoteles; muchos tienen familia en la ciudad y a otros les estamos ayudando a trasladarse a otras ciudades", indica el mandatario local.

Acevedo señala que "es importante garantizar que la paz y tranquilidad de ellos durante estos días esté al 100 %, que entiendan que solo es cuestión de esperar" una solución que a esta alturas no parece posible.

"Vamos a evitar al máximo llevarlos a instituciones educativas o albergues donde puedan verse afectados en su tranquilidad mental", expresa Acevedo a EFE, quien añade que se espera la llegada a Cúcuta de más de mil personas desplazadas.

'María', otra mujer que cambió su nombre por seguridad, relata que proviene de la vereda El KM 25, también en la zona rural de Tibú, y dice que quedó completamente desolada porque todos decidieron salir.

"La situación es de miedo, de zozobra, más por los niños que quedan en medio de los bombardeos", afirma la mujer.

A medida que el éxodo continúa y las historias se multiplican, queda claro que el Catatumbo parece condenado a no tener paz y que sus habitantes, principalmente de los caseríos más remotos, son las principales víctimas.

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