"Este decreto debería proteger a mujeres como nosotras, que trabajamos duro para alimentar al país. Pero nada ha cambiado. Seguimos siendo vulnerables a los accidentes y nuestros derechos siguen siendo ignorados", declaró a EFE Mounira Bensalah, activista de Jbeniana y organizadora de la manifestación.
El 35 % de las tunecinas vive en áreas rurales, y representan el 70 % de la mano de obra agrícola, pero ganan la mitad que los hombres y tienen acceso limitado a la protección social, denunciaron hoy las afectadas.
Publicado el 23 de octubre de 2024, el decreto-ley que terminaría con esta desprotección sigue sin implementarse a pesar de su adopción.
Las revindicaciones de este colectivo aumentaron tras el trágico accidente ocurrido el pasado 7 de enero en Menzel Bouzaiene, cuando un camión que transportaba a trabajadoras agrícolas volcó en una carretera rural, el conductor murió y seis mujeres quedaron heridas.
Este accidente, el último de una larga lista, evidencia las precarias condiciones a las que se enfrentan estas trabajadoras, aseguran.
"Si el decreto se hubiera aplicado, estas víctimas habrían tenido derecho a una indemnización y a la atención adecuada. En lugar de eso, han sido abandonadas", añadió Bensalah.
El transporte informal, principal medio de desplazamiento para estas trabajadoras, sigue siendo uno de los mayores problemas.
Los camiones sobrecargados, diseñados originalmente para transportar herramientas agrícolas, son inadecuados para el transporte de las trabajadoras y no cumplen con ninguna norma de seguridad.
Hayat Adter, responsable del programa de mujeres rurales del Foro Tunecino de Derechos Económicos y Sociales (FTDES), recordó los derechos de las mujeres rurales siguen siendo "teóricos" para la mayoría.
"Desde 2015, hemos registrado 87 accidentes en el sector agrícola, con 65 fallecidos y 955 heridos. Una gran parte de estas trabajadoras no está declarada, trabaja sin contrato y no tiene acceso a ninguna cobertura social", explicó Adter a EFE.
La desigualdad de género agrava aún más esta precariedad, dijo Aster: "Las mujeres rurales, mayoritariamente empleadas de manera informal, son las primeras víctimas de este sistema. No tienen acceso a empleos estables ni a salarios dignos. Esta situación también afecta a otros sectores, pero las trabajadoras agrícolas la sufren de forma desproporcionada", aseguró.
