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Guadalupe Guerreros, una joven paraguaya que pasaba sus vacaciones en Cancún (México), vivió minutos de terror cuando intentaron raptarla entre la multitud de visitantes.
Estaba disfrutando de un día de playa con sus amigos, cuando llegó una persona extraña que le dio cierta desconfianza, por lo que les propuso a sus compañeros de viaje que volvieran al hotel.
Se levantaron y se dispusieron a regresar cuando, en un descuido, el hombre extraño la tomó del brazo, deteniéndole el paso.
Según relata la compatriota, sus amigos siguieron caminando, y supone que no se percataron de que ella no los seguía, debido a que en ese momento había mucha gente en la playa.
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Captor la hacía pasar por su “esposa”
Así fue como el grupo se separó y el desconocido obligó a Guadalupe a ir a donde él le indicaba. A pesar de que le pidió incontables veces que la dejara ir, él se negaba, y ella comenzó a llorar.
Ya en estado de shock, Guadalupe comenzó a llorar cada vez más, llamando la atención de otros visitantes de la playa, quienes le preguntaron qué le pasaba.
Pero el hombre respondía por ella, y les decía a todos que era “su esposa”, y estaba “tomada”.
En un momento, ella ya no identificaba el lugar en el que se encontraba, y presume que el desconocido estaba a punto de encerrarla, porque le dijo que ya estaban “por llegar”.
Ya sin opciones, Guadalupe vio a una mujer con atuendo de masajista, y se le ocurrió la última estrategia que podría permitirle huir de su captor.
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Pedido desesperado de ayuda la salvó
Enfocó la mirada en la trabajadora y moduló la palabra “ayuda”, sin emitir un solo sonido. Afortunadamente, la masajista captó el mensaje en seguida y comprendió que ante el peligro, debía actuar, también, sigilosamente.
Sin demostrar el susto, la trabajadora comenzó a ofrecerle varios paquetes de masajes al hombre, hablándole mucho y distrayéndolo, hasta que en un descuido, pudo tomar del brazo a Guadalupe y correr hasta el baño de damas.
Aunque parecía que ya estaban a salvo, todavía el peligro estaba latente. El desconocido permanecía fuera de los sanitarios, y recién media hora después se retiró.
Una vez que se sintieron un poco más seguras, la trabajadora recurrió a la ayuda de otra mujer con vehículo y llevaron a la paraguaya hasta su hotel.
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Compatriota está atemorizada y no quiere salir de su hotel
Así terminó el calvario de Guadalupe, quien hasta el momento de hacer el relato a Radio Uno, no había hecho ninguna denuncia policial y ni siquiera se animaba a salir del hotel, según comentó.
Lo único que comentó finalmente es que en unos días más regresa a Paraguay. Lamentó que unos días de vacaciones que pudo costearse con esfuerzos se hayan convertido en una experiencia traumática.