"Este nuevo récord histórico de producción anual, registrado desde el inicio de operaciones del complejo petroquímico, representa un notable logro en la gestión de nuestro presidente (Luis Arce). Esta cantidad supera en 51% a la producción acumulada en 2023 que fue de 347.260 toneladas", dijo el presidente de YPFB, Armin Dorgathen.
Según un comunicado oficial, junio fue el mes con mayor producción del complejo petroquímico, pues se registró una contribución de 57.883 toneladas de urea.
A mediados de diciembre, la estatal YPFB anunció que se preveía cerrar el 2024 con una producción de 530.000 toneladas de urea, volumen que no se alcanzó según los datos presentados este martes.
"Se ha planificado una estrategia de operación y mantenimiento, que contempla actividades que serán ejecutadas entre 2025 y 2026 con la finalidad de garantizar la continuidad operativa del complejo petroquímico en las próximas gestiones", señala el comunicado de YPFB.
La urea es un fertilizante elaborado a partir del gas natural que permite el crecimiento de cultivos agrícolas como el arroz, maíz, trigo, caña de azúcar, patata, además de frutas y hortalizas.
Bolivia puso en marcha en 2017 la planta de amoniaco y urea 'Marcelo Quiroga Santa Cruz' en la localidad de Bulo Bulo, en el Trópico de Cochabamba, con una capacidad diaria de producción de 2.100 toneladas de urea y 1.200 de amoniaco.
La industria estuvo parada durante 22 meses por la crisis social y política de 2019 y la pandemia en 2020, lo que generó un daño económico de 450 millones de dólares, según el Gobierno boliviano.
La estatal petrolera dijo en su comunicado que desde la reactivación de la planta, el complejo petroquímico "mantiene una producción estable".
"Con la planta en operación a plena capacidad, Bolivia casi ha eliminado la necesidad de importar este insumo, pues cubre el 99.99% del mercado local con producción nacional", informó YPFB.
YPFB también indicó que la producción del fertilizante contribuye a la seguridad alimentaria del país y genera ingresos económicos por su venta en los mercados interno y externo, como Argentina y Brasil.
La región oriental de Santa Cruz, la más poblada y el motor económico de Bolivia, utiliza el mayor porcentaje de este fertilizante, seguido de Cochabamba, La Paz y Tarija, según los datos de la petrolera boliviana.