Además, este simulador permite diseñar sistemas de ventilación que reduzcan la exposición a patógenos en entornos compartidos, según ha informado este martes la URV.
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El grupo de investigación ECoMMFiT ha creado un sistema tridimensional del tracto respiratorio superior, que incluye la cavidad nasal, órgano que determina la trayectoria de evacuación de los aerosoles.
El aparato utiliza flujos de aire para reproducir los episodios respiratorios con varias configuraciones, variando el grado de apertura de las fosas nasales.
Los resultados del estudio demuestran que la cavidad nasal tiene un impacto significativo en la dinámica de los aerosoles: cuando estornudamos con la nariz, los aerosoles tienden a dispersarse más verticalmente y menos horizontalmente, lo que puede reducir el riesgo de transmisión directa entre personas próximas, pero también facilita que las partículas se mantengan en suspensión más tiempo y se distribuyan uniformemente en el espacio.
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En entornos cerrados con poca ventilación, esta acumulación aumenta la concentración de aerosoles y, por lo tanto, el riesgo de exposición a largo plazo por parte otros individuos.
En cambio, en ausencia de flujo nasal —cuando estornudamos por la boca— los aerosoles siguen una trayectoria más horizontal y cubren una distancia más grande, un patrón que incrementa el riesgo de transmisión en proximidad, puesto que las partículas tienen más probabilidad de depositarse directamente sobre personas cercanas, especialmente en situaciones como conversaciones frente a frente o en entornos compartidos.
“Estos resultados nos ayudan a entender cómo se dispersan las nubes de partículas en espacios interiores y, en consecuencia, cómo se transmiten enfermedades por vía aérea”, explica el investigador del Departamento de Ingeniería Mecánica de la URV Nicolás Catalán.
Según la URV, el método utilizado en esta investigación representa una mejora con respecto a los estudios anteriores —que recogían datos estudiando los episodios respiratorios intensos de personas voluntarias—, elimina la variabilidad individual y ofrece datos más consistentes.
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Aun así, los investigadores subrayan la necesidad de ampliar la investigación para “incluir factores ambientales, como la temperatura y la humedad, y explorar la dispersión de los aerosoles a largo plazo”.