El Centro Europeo para Estudios de Populismos indica en un informe reciente que no menos de 60 partidos populistas de 26 Estados miembros de la Unión Europea (UE) obtuvieron representación en el Parlamento Europeo (PE) en las elecciones de junio, mientras en 2019 fueron 40 en 22 países.
Los populistas de la derecha radical ganaron las elecciones en cuatro países.
"Estos resultados reflejan el aumento del apoyo al populismo en las últimas elecciones nacionales, así como el incremento del número y la extensión geográfica de los partidos populistas en toda Europa", señalan Gilles Ivaldi, profesor en el Sciences Po de París, y Emilia Zankina, profesora asociada en la Temple University de Roma.
La derecha populista se ha instalado prácticamente en todos los Estados miembros y les ha ido especialmente bien en países como Francia, Alemania, Austria, Rumanía y los Países Bajos.
Gobiernan en Países Bajos
En este último país, la derecha radical ha llegado este año al Gobierno por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
El partido de Geert Wilders (PVV), un político con un fuerte discurso contra la inmigración y el islam, ha ganado las elecciones generales de 2023 con 37 de los 150 escaños del Parlamento neerlandés, lo que le ha permitido formar este verano una coalición con otros tres partidos de derechas.
A pesar de que Wilders ha tenido que renunciar al cargo de primer ministro para lograr el respaldo de sus socios, su partido controla el mayor número de ministerios, en especial la cartera de Migración y Asilo, lo que le ha permitido sacar adelante una dura política migratoria.
No obstante, precisamente temas como el asilo y el trato a los neerlandeses con orígenes migratorios, así como el discurso sobre el límite de las medidas propuestas, que podrían rozar la violación de las leyes locales y comunitarias, son cuestiones que han hecho tambalear el gabinete, cuya estabilidad pende de un hilo ante la imprevisibilidad de algunos socios.
El partido más votado en Francia en dos elecciones
En Francia, la extrema derecha de Marine Le Pen (Agrupación Nacional, RN) fue el partido vencedor en las europeas, con algo más del 31 % de los votos, lo que llevó al presidente Emmanuel Macron a convocar elecciones legislativas anticipadas, pero RN fue también la formación más votada.
No obstante, sólo alcanzó a ser el tercer bloque en número de diputados debido al cordón sanitario implantado casi a la desesperada por el centro-derecha macronista y la izquierda.
La izquierda fue el bloque con más diputados, pero no logró la mayoría y Macron rechazó nombrar a un primer ministro de esa tendencia, y apostó por un Ejecutivo minoritario que reunía a su bloque y al disminuido partido conservador LR.
Esa maniobra le permitió seguir con un Gobierno afín, pero dejó la supervivencia del Ejecutivo en manos, precisamente, de Le Pen.
La moción de censura del pasado 4 de diciembre, en la que el RN y el bloque de la izquierda se unieron para tumbar al Gobierno del primer ministro Michel Barnier mostró cómo Le Pen, aunque no llegó al poder, tenía una fuerza clave en la Asamblea Nacional.
El nombramiento del centrista François Bayrou como nuevo primer ministro intenta precisamente congraciar al macronismo con alguno de los cuatro partidos de la izquierda y evitar depender que el Gobierno dependa de Le Pen.
¿Primera fuerza de oposición en Alemania?
En la vecina Alemania, la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), antieuropeísta y prorrusa, se alzó con el segundo puesto en las europeas y en otoño ganó o quedó segunda en las elecciones regionales en tres estados federados del este del país.
No ha llegado a formar Gobierno gracias al cordón sanitario impuesto por los partidos tradicionales.
Es actualmente sólo el quinto partido con más diputados en la Cámara Baja alemana, pero si se confirman los pronósticos de las encuestas de intención de voto de cara a las elecciones generales anticipadas de febrero próximo, volvería a ser la primera fuerza de la oposición, como lo fe en 2017-2021, pero con mucho más peso que en el pasado.
Por ahora alejado del poder en Austria
En Austria, el partido ultraderechista FPÖ se consolidó este año como la fuerza política más fuerte del país, al ganar las elecciones europeas en junio, con un 25,4 %, y luego también las generales en septiembre, con casi un 29 %.
Sin embargo, la formación liderada por el ultraderechista Herbert Kickl sigue por ahora alejada del poder en la república alpina por una coalición que pretenden formar otros tres partidos -el popular ÖVP, el socialdemócrata SPÖ y el liberal Neos- que tiene previsto empezar a gobernar en enero próximo, siempre y cuando alcancen un acuerdo.
El líder del FPÖ aprovechó en los últimos años el malestar entre ciertos estratos sociales del país con la gestión de la pandémica COVID-19 para aglutinar un creciente voto de protesta, que además es crítico con las ayudas occidentales para Ucrania, con las sanciones contra Rusia y con el sistema político y mediático occidental en general.
Rumanía tiene en vilo a Europa
Otro país que tiene ahora en vilo a toda Europa es Rumanía, donde el Tribunal Constitucional debió anular las elecciones legislativas de este mes, debido a informes de inteligencia que apuntan a una injerencia rusa en favor del ultranacionalista Calin Georgescu, que inesperadamente se hizo con un pase para una segunda vuelta que ya no tendrá lugar.
Se espera que los comicios se repitan en marzo o abril de 2025 y los partidos europeístas de Rumanía ya han anunciado que van a negociar un acuerdo de coalición de Gobierno, dejando al margen a la extrema derecha.
En las negociaciones participan los socialdemócratas (PSD), los liberales (PNL), los nacionalistas de centro USR, el partido de la minoría húngara UDMR y el grupo que representa a 19 minorías nacionales, que sumaron más de un 55 % de los votos en los comicios anulados.
El PSD y el PNL, las dos formaciones que se han repartido el poder en Rumanía en las tres últimas décadas, han gobernado en coalición desde 2021.