Bashar al Asad huyó de Siria ante el avance fulgurante de una coalición de rebeldes liderados por la organización islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), que tomó la capital el domingo y puso fin a más de cinco décadas de gobierno de la dinastía fundada por el padre de Bashar, Hafez al Asad.
Siria llevaba sumida en una guerra civil desde 2011, cuando el gobierno de Al Asad reprimió de forma feroz una ola de protestas pacíficas, lo que derivó en un conflicto que dejó 500.000 muertos y obligó a la mitad de la población a huir de sus hogares.
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Al Jolani, que usa ahora su verdadero nombre Ahmad al Shareh, se entrevistó con el ex primer ministro Mohamed al Jalali “para coordinar un traspaso del poder que garantice el suministro de los servicios” a la población, indicaron los rebeldes en un comunicado.
El partido Baaz, del presidente derrocado, subrayó que apoya una transición “para defender la unidad del país”.
Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, declararon el lunes que están “dispuestos a cooperar con los nuevos dirigentes”, según la cancillería alemana.
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