"¿Escaquearme? He estado esperando este día ocho años para presentar la verdad, hacer estallar las acusaciones delirantes e infundadas contra mi, y revelar el método de esa caza de brujas", afirmó el primer ministro en una poco habitual rueda de prensa.
Netanyahu fue acusado en 2019 por fraude, cohecho y abuso de confianza por supuestamente haber recibido regalos a cambio de favores y por presiones para lograr una imagen positiva sobre su gestión en medios de comunicación; y el juicio comenzó en 2020, pasando por el estrado desde entonces más de un centenar de testigos.
La declaración del primer ministro estaba prevista para noviembre de 2023 pero se aplazó por el parón judicial provocado por la guerra en la Franja de Gaza, y luego porque su equipo legal pidió múltiples retrasos alegando motivos de seguridad, o porque Netanyahu estaba centrado en la gestión de las guerras y no podía preparar su intervención.
Netanyahu vinculó sus causas de corrupción, abiertas hace más de cuatro años, con la reciente detención de un portavoz de su oficina, Eli Feldstein, por filtrar este verano documentos confidenciales a varios medios, pero manipulados para condicionar la opinión pública en contra de un acuerdo por los rehenes, un caso conocido como BibiLeaks.
"Mira cómo funciona el sistema", afirmó Netanyahu sobre la supuesta conexión de su juicio con la detención hace un mes de Feldstein, quien la semana pasada pasó a arresto domiciliario.
Se espera que el juicio se prolongue varios años y es poco probable que, incluidas las posibles apelaciones, termine antes de 2028-2029; mientras que Netanyahu solo estaría obligado a dimitir si es declarado culpable con condena firme.
"Hay personas que sistemáticamente destruyen sus vidas, las chantajean con amenazas, las aíslan, sufren falta de sueño, todo para dar falsos testimonios. Se les amenaza con no tener medios de vida, no tener un futuro, una serie de intimidaciones y amenazas", dijo el primer ministro en referencia a los testimonios de testigos que ya han declarado ante el juez sobre sus causas de corrupción.
"Este es el método no sólo en mis investigaciones, ¿entonces después de todo esto creen que no quiero hablar? ¡Mañana hablo!", exclamó.
Como han hecho sus abogados en los últimos días, Netanyahu se quejó por el hecho de que el tribunal le haga ir a testificar tres veces por semana: "No pido derechos especiales, pero es inusual testificar tres veces por semana, es posible equilibrar las necesidades del Estado y la ley".
Todos los ministros que conforman el Gabinete de Seguridad han pedido al tribunal y a la fiscalía que se suspenda de nuevo el juicio de Netanyahu, para que éste pueda centrarse en gobernar el país con múltiples frentes abiertos y retos de seguridad, pero ha sido desestimado.
La causa más grave que tiene abierta Netanyahu es el conocido como "caso 4.000" sobre los supuestos favores del primer ministro al propietario del portal de noticias Walla y accionista mayoritario del grupo de telecomunicaciones Bezeq, Shaul Elovitch -quien ya declaró como testigo- a cambio de una cobertura positiva.