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Este renovado conflicto, activo desde 2011, ha provocado la muerte de más de 300,000 personas, además de forzar el éxodo de casi seis millones de sirios como refugiados. Las consecuencias del conflicto son amplias, afectando tanto a la región como al ámbito internacional.
La ofensiva rebelde y su objetivo
La ofensiva de diez días tomó por sorpresa a muchos, con el claro objetivo de destituir a Assad. Pero, ¿quién es este líder sirio al que buscan derrocar? La familia Assad ha gobernado Siria durante 53 años, comenzando con Hafez al-Assad, quien se convirtió en presidente en 1971 y permaneció en el poder hasta su muerte en 2000. Posteriormente, su hijo Bashar al-Assad asumió el liderazgo.
Preparado para el poder tras la muerte de su hermano Basel en 1994, Bashar dejó su formación médica en Gran Bretaña. Bajo su mandato, el régimen ha sido acusado de causar la muerte de cientos de miles de personas, además de encarcelar disidentes y provocar el desplazamiento de millones.
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Elecciones y respuesta internacional
CNN menciona que Bashar al-Assad fue elegido presidente sin oposición el 10 de julio de 2000. En 2007, fue reelegido para otro mandato de siete años. Durante la Primavera Árabe en 2011, surgieron protestas en Siria contra el régimen de Assad, enfrentadas con violencia.
Una oposición armada comenzó a formarse, compuesta por milicias y algunos desertores del ejército. En el mismo año, países como Estados Unidos, Jordania y miembros de la Unión Europea pidieron la renuncia de Assad.
En 2014, fue reelegido con el 88.7% de los votos, según informes de medios estatales, siendo la primera elección desde el inicio de la guerra civil. En 2021, volvió a ser reelegido, aunque potencias occidentales calificaron el proceso como fraudulento.
Alianzas y acusaciones de derechos humanos
El poder de Assad ha sido apoyado por aliados como la Guardia Revolucionaria de Irán y Hezbollah, que ayudaron a combatir fuerzas rebeldes. En los cielos, la aviación siria fue respaldada por aviones rusos. Assad ha enfrentado acusaciones de violaciones de derechos humanos durante la guerra.
En 2013, inspectores de armas de la ONU encontraron evidencia del uso de gas neurotóxico en Siria. Un informe de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas en 2017 atribuyó a las fuerzas de Assad varios ataques químicos. Sin embargo, las autoridades sirias niegan estas acusaciones, sosteniendo que su foco son terroristas y no civiles pacíficos.