El barco, registrado bajo las autoridades de Puntlandia, se dedicaba a actividades pesqueras cuando fue capturado por piratas armados que portaban fusiles AK-47 y ametralladoras, según informó el pasado jueves la Operación Atalanta de la Unión Europea (UE) de lucha contra la piratería en el océano Índico.
Según medios locales, los piratas han exigido un rescate, pero la autoridades regionales rechazan cualquier pago y prefieren una operación armada si los secuestradores se niegan a liberar el barco.
"La empresa propietaria del barco también ha sido informada de que no se negociará con los piratas", añadió el funcionario en declaraciones publicadas por el portal Hiiraan Online.
De acuerdo con ese medio, empresarios de Puntlandia vinculados a las actividades pesqueras del barco intentan mediar para llegar a una solución pacífica, pero los piratas habrían rechazado una oferta de rescate de un millón de dólares (cerca de 946.000 euros).
Una fragata de la Armada española estaba vigilando al pesquero frente a la costa nororiental de Puntlandia, presuntamente secuestrado por piratas, informaron a EFE el pasado jueves fuentes de la Operación Atalanta, de la que forma parte el buque español.
Tras recibir una alerta del servicio marítimo de Puntlandia, la fragata La Santa María monitoreó el barco chino para recopilar información que confirme que el buque pesquero está bajo el control de presuntos piratas, algunos de los cuales portan AK-47 y ametralladoras, señaló Atalanta en un comunicado.
La fragata española es la única desplegada en la zona como parte de la fuerza de Atalanta, que está en contacto permanente con las autoridades somalíes y chinas, así como con la delegación de la Unión Europea en Somalia.
El pasado marzo, el buque bangladesí MV Abdullah fue secuestrado por piratas somalíes con 23 marineros a bordo y resultó liberado tras el pago de un rescate.
Aunque las partes implicadas no revelaron el monto del rescate, medios bangladesíes afirmaron que la empresa propietaria del barco pagó cinco millones de dólares (unos 4,7 millones de euros).
Entre 2005 y 2011, las aguas del mar Rojo, el golfo de Adén y el océano Índico cercanas a Somalia, el país con la línea costera más larga de África continental (más de 3.000 kilómetros), fueron escenario de constantes ataques y secuestros de barcos perpetrados por piratas somalís, que pedían elevados rescates.
Aunque sólo diez ataques se confirmaron en 2012 y únicamente dos barcos fueron secuestrados entre 2013 y 2023, se han seguido registrando incidentes sospechosos.