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Y añadió: “Todos somos reflejo de la imagen de Dios, y no podemos tolerar que la imagen del Dios vivo sea sometida a esta aberración”.
El mensaje apareció en ocasión de que el 2 de diciembre de 1949, las Naciones Unidas aprueban el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y la Explotación Ajena y desde 1985 la Unesco declaró el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud.
En 2014, el papa reunió a dignatarios religiosos en el Vaticano para firmar una Declaración contra la que llamó la esclavitud moderna y enumeró sus diferentes caras: “hace sus víctimas en redes de prostitución, tráfico, trabajos forzados, mutilaciones, venta de órganos, uso de drogas, trabajo infantil” y lamentó que la situación empeorara cada día.