El incidente ha atizado las crónicas tensiones entre Serbia y su antigua provincia (Kosovo), cuya independencia Belgrado no reconoce.
Al negar cualquier implicación en la explosión que causó daños materiales en un canal de la red de suministro de agua de Ibër-Lepenci, el ministro de Exteriores serbio, Marko Djuric, calificó de "infundadas" las acusaciones del Gobierno kosovar.
"Esas acusaciones infundadas socavan los esfuerzos por entablar un diálogo constructivo y sólo sirven para aumentar las tensiones en una situación ya de por sí delicada", dijo el jefe de la diplomacia serbia en un comunicado publicado en su cuenta de X.
Aludía así a la acusación del primer ministro de Kosovo, el nacionalista Albin Kurti, de que Belgrado está detrás de lo que calificó como un atentado "terrorista".
"Se trata de un ataque criminal y terrorista, destinado a dañar nuestra infraestructura crítica (...). Creemos proviene de bandas orquestadas y dirigidas por Serbia", dijo Kurti a última hora del viernes en una rueda de prensa televisada, sin presentar pruebas de la supuesta implicación serbia.
En su respuesta, Djuric sugiere que la explosión pudo haber sido incluso obra del Gobierno kosovar, pero tampoco presenta ningún elemento en el que se podría basar esa especulación.
"Aunque el régimen etnonacionalista de Kurti se ha apresurado a señalar a Belgrado sin pruebas, creemos que esas acusaciones prematuras son una maniobra deliberada que podría señalar la participación del régimen de Albin Kurti", dijo el ministro.
Tras condenar "en los términos más enérgicos el reciente ataque" y decir que es "inaceptable", la nota destaca que este tipo de acciones "amenazan la frágil estabilidad que nos esforzamos por mantener".
Djuric pide una investigación para esclarecer las causas de la explosión que, descrita por las autoridades kosovares como fuerte y potente, se produjo sin causar víctimas hacia las 18.00 GMT de ayer en la red de suministro de agua de Ibër-Lepenci, en el pueblo de Varage, municipio de Zubin Potok, situado en el norte de Kosovo.
Los daños materiales, hasta ahora no cuantificados, provocaron una interrupción temporal del suministro de agua potable y de la refrigeración de dos centrales térmicas de carbón en Kosovo.
Dado que la minoría serbia de este país de 1,5 millones de habitantes se concentra en el norte, tanto Belgrado como el principal partido serbokosovar, la 'Lista Serbia', destacaron hoy que el sabotaje había amenazado sobre todo a los serbios de Kosovo.
"Este ataque ha puesto en peligro el suministro de agua para nuestros ciudadanos y ha causado preocupación entre los serbios del norte de Kosovo", señaló la Lista Serbia en un comunicado.
El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, aseguró hoy que su país nada ha tenido que ver con el sabotaje, por lo que, dijo, no veía razón alguna para reaccionar.
"¿Qué debería justificar si saben que no fuimos nosotros quienes lo hicimos? No planeo correr a los medios internacionales y disculparme por algo que no hicimos", declaró Vucic en un foro.
Kosovo, antigua provincia serbia poblada por una gran mayoría de albaneses, proclamó en 2008 su independencia, que ni Serbia ni la minoría serbokosovar reconocen.
Ambos países aspiran a integrarse en la Unión Europea, pero su camino hacia esa meta está estancado sobre todo porque no logran normalizar sus relaciones, como les exige Bruselas.