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“Si descuida la dignidad humana, (la medicina) corre el riesgo de prestarse a los intereses del mercado y de la ideología, en lugar de dedicarse al bien de la vida naciente, de la vida que sufre, de la vida indigente”, dijo.
Y a los médicos les instó a “curar siempre” porque “no se debe descartar ninguna vida” y se debe cuidar a la persona en su conjunto, no sólo en una parte, con “cercanía, compasión y ternura”. Pero también, les indicó la necesidad " de no añadir daño y sufrimiento a lo que el paciente ya está experimentando”.
Al respecto recordó su experiencia personal. “Cuando tenía veinte años, me extirparon una parte del pulmón que estaba enfermo. Sí, me dieron medicamentos, pero lo que más fuerzas me dio fue la mano de las enfermeras que, después de ponerme las inyecciones, me tomaron de la mano. ¡Esta ternura humana hace tanto bien!”.