"No hay ni hubo racismo en el gabinete", afirmó Schoof a la prensa, tras mantener una reunión esta noche con los jefes de los cuatro partidos que componen la coalición gubernamental y los integrantes del gabinete en su primera crisis desde su formación en julio pasado, ocho meses después de las elecciones de 2023.
El jefe del Ejecutivo, que se alegró "de continuar", desmintió así la razón esgrimida por la secretaria de estado del Ministerio de Finanzas del partido centrista Nuevo Contrato Social (NSC), Nora Achahbar, al dimitir este viernes.
La política adujo presuntos comentarios racistas realizados el lunes por miembros del Ejecutivo neerlandés durante una reunión "acalorada" por la gestión de la violencia que se produjo de aficionados israelíes contra otros hinchas en Amsterdam la semana pasada, que luego fue se catalogado como antisemitismo.
De esta manera, la frágil coalición de derecha conservará suficientes escaños para permanecer en el poder, después de que el gabinete tambaleara por la preocupación de que otros ministros del NSC pudieran seguir los pasos de Achahbar, de origen marroquí.
"Con dolor en mi corazón tengo que anunciar hoy que no continuaré con esta tarea", escribió Achahbar en un comunicado, en el que señalaba que había entrado en la coalición para "restaurar la justicia, la humanidad y la confianza dentro del Gobierno".
Pero "las actitudes polarizadoras de las últimas semanas han tenido tal impacto en mí que ya no puedo ni deseo cumplir eficazmente mi cargo como secretaria de Estado de este Gabinete", añadió.
El Gobierno de los Países Bajos está compuesto desde julio pasado por el ultraderechista Partido por la Libertad (PVV), el centroderechista Partido Popular para la Libertad y la Democracia (VVD), el populista Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB) y el NSC.
"De cada crisis se sale más fuerte”, afirmó el primer ministro, que guardó silencio sobre el contenido de la reunión ministerial del lunes pasado que motivó la dimisión hoy de la secretaria de Estado.
Los líderes del PVV, VVD, NSC y BBB se desplazaron esta noche a la residencia del primer ministro para celebrar la reunión que finalmente logró superar la crisis.
Esta coalición, la más derechista de las que han gobernado el país en las últimas décadas, se vio confrontada en los últimos días a tensiones internas sobre cómo responder a la violencia registrada en Ámsterdam, cuando el miércoles y jueves de la semana pasada se produjeron enfrentamientos entre aficionados propalestinos e hinchás israelíes llegados a la ciudad para asistir a un partido de fútbol internacional.
Aunque PVV, VVD y BBB han respaldado un plan para despojar a los "autores de la violencia antiisraelí" de su ciudadanía neerlandesa, el NSC, más moderado, no se ha pronunciado sobre esa medida.
Los cuatro partidos gobernantes y el primer ministro Dick Schoof culparon a los inmigrantes, en concreto a los árabes y musulmanes, de agredir a los hinchas del equipo israelí Maccabi Tel Aviv tras un partido de la Liga Europa contra el equipo holandés Ajax el pasado jueves por la noche.
El líder de extrema derecha del PVV Geert Wilders, que ganó en las elecciones de noviembre pasado, pero que no forma parte del Gobierno, criticó duramente al gabinete en redes sociales y exigió medidas más duras contra el supuesto antisemitismo, con ataques al primer ministro y al titular de Justicia por lo que consideró una respuesta tibia.
Durante aquel día de caos, los hinchas del Maccabi Tel Aviv habían arrancado banderas palestinas en el centro de la ciudad de Ámsterdam, destrozado un taxi y coreado lemas contra los árabes, como 'muerte a los árabes' o 'ya no hay escuelas en Gaza porque no quedan niños', según numerosos videos que circulan en redes sociales.