Anura Dissanayake, el presidente marxista que domina la política de Sri Lanka

Aanya WipulasenaColombo, 15 nov (EFE).- El marxista Anura Kumara Dissanayake, líder del Partido Poder Popular Nacional (NPP, por sus siglas en inglés) que ganó este viernes con más del 61 % de los votos las elecciones legislativas en Sri Lanka, certificó con la victoria de su fuerza electoral su dominio de la política esrilanquesa, donde tenía un rol testimonial hasta sus últimos triunfos en los comicios de esta nación insular.

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Dissanayake, elegido en las presidenciales de septiembre, pero que no contaba con suficientes apoyos en el Parlamento esrilanqués, pasó de recibir apenas un 3 % de los votos en los comicios de 2019 a erigirse este viernes como gran ganador de las elecciones legislativas de Sri Lanka, donde podrá ahora desarrollar sus políticas con mayor comodidad, ya que hasta ahora no contaba con la mayoría en el Parlamento esrilanqués, donde el NPP ocupará desde este viernes 159 escaños de 225.

Tras las legislativas, el presidente de este país asiático ha mejorado el resultado de su propia fórmula electoral y aumentado su cuota de poder en la isla.

Los triunfos electorales de Dissanayake, de 55 años, no pueden considerarse, sin embargo, una sorpresa, puesto que supo ganarse el apoyo principalmente del electorado joven y del medio rural, con sus promesas de acabar con la corrupción y renegociar el acuerdo que la isla mantiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La nación insular alcanzó un rescate de casi 3.000 millones de dólares del FMI el año pasado, pero los requisitos del acuerdo, incluido una subida de impuestos, desataron el malestar de la población, que lo pagó con el presidente saliente, Ranil Wickremesinghe, que apenas acumuló un 17 % de los votos en los comicios.

En los comicios legislativos el NPP obtuvo el 61,56 % de los apoyos, frente al 17,66 % de su principal rival en estas elecciones, el opositor Samagi Jana Balawegaya de Sajith Premadasa.

Un pasado que arroja dudas

Nacido y criado en un entorno rural, el presidente de Sri Lanka se convirtió pronto en un elocuente activista de base y su ascenso al poder se produjo en el seno del Janatha Vimukthi Peramuna (JVP), una organización de izquierda radical responsable de la agitación juvenil del país desde 1986 hasta 1992, por su situación económica.

El JVP también está detrás de dos revueltas armadas contra el Gobierno en las décadas de 1970 y 1980, en las que según estimaciones murieron unas 60.000 personas y que llevó a que la formación fuera proscrita.

Dissanayake se inició como parlamentario por el JVP, ya legalizado, en el año 2000 y llegó a ejercer como ministro de Agricultura, Ganadería, Tierras e Irrigación de 2004 a 2005 bajo la presidencia de Chandrika Bandaranaiyake.

Su ascenso político continuó en los siguientes años y tomó las riendas de su partido en 2014, después de lo que es descrito como un golpe interno, y se destacó como un político especialmente activo contra la corrupción.

Entre 2015 y 2018 llegó a actuar como jefe de la oposición al Gobierno, y en 2019 se presentó como candidato a las elecciones presidenciales, pero sólo logró el apoyo de un 3 % de los votantes.

Un presente esperanzador

Dissanayake ha sido el político que mejor rédito ha sabido sacar del malestar de la población de la isla por la crisis económica que le afecta desde hace año, y en los meses previos a su elección y durante los primeros compases de su presidencia centró sus promesas en bajar los impuestos -de lo que luego se retractó- o en retomar la privatización de empresas estatales.

También ha tendido puentes con la India, a pesar de que el principal impulso del JVP a finales de la década de 1980 fue su postura contra Nueva Delhi.

El presidente también cuenta con una importante base de apoyos entre los jóvenes esrilanqueses que encabezaron las protestas antigubernamentales de 2022, que derrocaron al entonces presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, y pusieron fin al gobierno de la poderosa familia Rajapaksa, una familia de líderes políticos y militares vistos como héroes por su rol en la guerra civil que concluyó en 2009.

El principal desafío de Dissanayake durante su mandato, que durará los próximos cinco años, será continuar con la recuperación económica iniciada por el expresidente Ranil Wickremesinghe, intentando que las medidas que tome para ello no le hagan perder popularidad como sucedió con su antecesor.

Las elecciones legislativas, el primer 'test' de popularidad para el marxista desde que accedió al poder en Colombo, han sido una nuevo espaldarazo para el presidente, que había conformado inicialmente un Gobierno mínimo con sus dos únicos apoyos parlamentarios hasta ahora.

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