En un informe enviado al Parlamento y replicado por la agencia estatal de noticias CNA, la máxima autoridad monetaria advirtió de que si el superávit comercial de Taiwán con Estados Unidos continúa creciendo, estar en la lista de seguimiento de divisas de Washington podría convertirse en la “nueva normalidad”.
Para abordar esta cuestión, el Banco Central sugirió incrementar las compras de energía, productos agrícolas y equipamiento militar procedente de Estados Unidos, el segundo mayor socio comercial de la isla después de China y Hong Kong.
Si EE.UU. incrementa un 10 % los aranceles a nivel mundial y un 60 % para China, tal y como prometió Trump en campaña, la cadena de suministro global “se reorganizará drásticamente, lo que impactará en el crecimiento económico y la inflación en todo el mundo”, advirtió el organismo monetario.
En el caso de Taiwán, las empresas isleñas podrían cambiar sus negocios globales en medio de la reorganización de la cadena de suministro, lo que podría “afectar directamente” al impulso de las exportaciones taiwanesas y la voluntad de los inversores de invertir en la isla, apuntó el informe.
Sin embargo, el aumento de los aranceles de Estados Unidos contra China podría acabar beneficiando a las firmas taiwanesas, gracias a la redirección de los pedidos desde el gigante asiático, como sucedió durante el primer mandato de Trump como presidente (2017-2021), señaló el documento.
Según datos del Ministerio de Finanzas de Taiwán, las exportaciones de Taiwán a Estados Unidos totalizaron 92.880 millones de dólares en los diez primeros meses de 2024, mientras que las importaciones sumaron 39.961 millones de dólares, lo que arroja un superávit comercial favorable a la isla de 52.920 millones de dólares entre enero y octubre.
La divulgación de este informe se produce después de que el expresidente y mandatario electo Donald Trump criticó reiteradamente a Taiwán durante la campaña, afirmando que la isla "robó" la industria de semiconductores de Estados Unidos y debería pagar a Washington por su defensa.
En este contexto, el primer ministro taiwanés, Cho Jung-tai, anunció el miércoles la creación de un “grupo de trabajo” para “reforzar la cooperación y el compromiso” con la nueva administración estadounidense, en áreas como economía, defensa, tecnología y relaciones entre los pueblos.
Taiwán, una isla gobernada de forma autónoma desde 1949 y considerada por China como una provincia rebelde, cuenta con una economía fuertemente dependiente de la exportación de productos tecnológicos, especialmente de semiconductores.
EE.UU. es uno de los principales compradores de esos chips y también actúa como el mayor suministrador de armas a Taiwán, a la que podría defender en caso de conflicto con China.