La medida, que incluye la instalación de sistemas de geolocalización para garantizar una asistencia rápida, permitirá que el conductor avise directamente al número de emergencias sin necesidad de alertar previamente a su empresa, como sucedía hasta ahora.
Asimismo, a finales de noviembre empezarán las pruebas de las primeras cámaras corporales destinadas a los controladores de autobuses que operan en las zonas periféricas de Roma y de la región, indicó el Ayuntamiento de la ciudad en un comunicado.
En concreto, serán 55 cámaras que se asignarán a todas las inspectoras mujeres de la empresa, además de una a cada equipo de controladores.
Las medidas para combatir las agresiones contra el personal a bordo de los autobuses de la capital y sus alrededores llegan a poco más de un mes del año santo del Jubileo, que comienza el próximo 24 de diciembre y en el que se espera que unos 30 millones de peregrinos lleguen a Roma, la ciudad más visitada de Europa en 2023 con 50 millones de turistas.
El protocolo lo firmaron este lunes el prefecto de Roma, Lamberto Giannini; el alcalde, Roberto Gualtieri, y el presidente de la región del Lacio, Francesco Rocca, junto con los directivos de las empresas de transporte público local Atac y Cotral, y los representantes sindicales del sector.
Giannini destacó la importancia de este protocolo que aborda directamente el problema de las agresiones contra los conductores, mientras que Gualtieri puso en valor el protocolo porque “los operadores del transporte público están expuestos con demasiada frecuencia a actos de vandalismo y violencia”, se explica en la nota.
El alcalde también avanzó que se activará un observatorio local para crear un mapa real con las líneas y horarios más peligrosos, una información que compartirán con las fuerzas del orden y que permitirá intensificar la videovigilancia en las áreas conflictivas, según el comunicado.