Auerbach, uno de los pintores del arte figurativo más relevantes de la posguerra, fue sobre todo conocido por sus retratos así como por las escenas callejeras del barrio londinense de Camden en el norte de la capital, donde mantuvo su estudio durante 50 años.
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Geoffrey Parton, el director de la galería Frankie Rossi Art Projects, confirmó al citado periódico que el artista, “uno de los mejores pintores de nuestra época, falleció de forma tranquila en la madrugada del lunes, 11 de noviembre, en su casa de Londres”.
“Hemos perdido a un querido amigo y un artista sobresaliente pero nos consuela saber que su voz resonará durante generaciones futuras”, agregó.
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El pintor fue también conocido por su manera única de crear, arrancando la pintura del lienzo de versiones de su trabajo con las que no estaba del todo satisfecho y comenzando de nuevo.
Según recuerda el rotativo, el propio artista una vez estimó que el 95 % de sus obras terminaba desechado en el cubo de la basura.
Frank Auerbach y la atrocidad del campo de concentración Auschwitz
“Estoy intentando hallar una nueva manera de expresar algo. Así que practico todas las otras formas hasta que me sorprendo con algo que no me había planteado anteriormente”, indicó a ese diario en una entrevista.
Auerbach nació en Berlín (Alemania) en 1931 pero llegó al Reino Unido ocho años después mediante el programa conocido como Kindertransport para sacar del país a niños judíos. Sus padres fueron los dos asesinados por los nazis en el campo de concentración de Auschwitz.
El pintor estudió en el internado Bunce Court, en el condado inglés de Kent, para niños judíos refugiados, donde su talento no pasó desapercibido y en 1947 adquirió la nacionalidad británica.
Auerbach quedó fascinado por la escena artística del Soho londinense, y mantuvo una estrecha relación con Francis Bacon y Lucian Freud.