"Las familias de Al Hilaliya están expuestas a una horrenda masacre en la que pierden sus vidas ante los ojos de todo el mundo, sin que ninguna entidad se mueva para salvarlas", dijo en un comunicado la Plataforma Nidá al Wasat, que denunció que muchas personas han muerto por la falta de servicios sanitarios en la zona.
Por su parte, el jefe de la organización ciudadana Conferencia de Al Yazira, Al Mubar Mahmud, dijo a EFE que los paramilitares están cometiendo "un genocidio" en Al Hilaliya, que se encuentra a apenas unos 100 kilómetros al sur de la capital sudanesa, Jartum.
El activista denunció que los combatientes de las FAR destruyeron el hospital de la localidad, que albergaba un centro de diálisis renal y era el lugar al que acudían los habitantes "de más de 31 pueblos de la zona", mientras que indicó que también saquearon y destrozaron diez farmacias.
"Los ciudadanos viven sin electricidad después de que los individuos armados de las FAR dañaran el transformador y saquearan las placas solares que alimentan los pozos de agua", indicó Mahmud, que denunció que esta situación ha llevado a los residentes de Al Hilaliya a "depender de un pozo abandonado con agua contaminada".
También afirmó que durante el asedio se ha producido "más de un caso de violencia sexual" y denunció que los paramilitares aún mantienen retenidas a un número indeterminado de mujeres, cuyo paradero se desconoce.
Por otra parte, denunció que las FAR han empezado a imponer tasas que pueden alcanzar un millón de libras sudanesas (unos 500 dólares) para poder salir de Al Hilaliya hacia la zona de Om Dawaban, ubicada en el este del estado de Jartum, también en gran parte controlado por los paramilitares.
Mahmud añadió que las FAR también piden "rescates" a los desplazados para poder salir de las zonas afectadas por la violencia, a las que las organizaciones humanitarias no tienen acceso.
Más de mil personas han muerto desde que los paramilitares iniciaran un asalto masivo de más de 120 pueblos el pasado 20 de octubre, una ofensiva que tuvo lugar en represalia a la deserción del comandante de las FAR en la región, Abu Aqla Kikel, que se unió a las filas del Ejército.
Ambos grupos están enfrentados desde mediados de abril de 2023 y, desde entonces, decenas de miles de personas han muerto y más 10 millones han sido obligadas a abandonar sus hogares, lo que ha convertido a Sudán en el escenario de la peor crisis de desplazados del planeta.