"Condenamos las acciones destructivas del régimen criminal de Kiev, que apoya abiertamente el fortalecimiento de grupos terroristas, incluyendo los que operan en África", observó el jefe del departamento de nuevos retos y amenazas del Ministerio de Exteriores ruso, Georgui Mijnó, citado por RIA Novosti.
El diplomático ruso aseveró que "esta práctica criminal con el terrorismo internacional es totalmente inadmisible y continuaremos luchando contra este mal con todos los medios disponibles".
A fines de julio pasado secesionistas del grupo CSP, liderados por tuaregs, y con los yihadistas de Al Qaeda, derrotaron en la batalla de Tinzaouatene a fuerzas del Ejército de Mali y del grupo de mercenarios rusos Wagner, causando la muerte de al menos 50 mercenarios y 10 militares malienses.
Tras esta derrota el portavoz del servicio de inteligencia ucraniano (GUR), Andriy Yusov, sugirió que Ucrania habría ayudado en materia de inteligencia a los secesionistas malienses, ante lo cual el Gobierno de Mali rompió relaciones diplomáticas con Kiev y acusó de neonazi al Gobierno ucraniano.
Las autoridades malienses alertaron a la comunidad internacional y a los países que apoyan a Kiev de que ese apoyo será visto como un respaldo al terrorismo internacional y llamaron a otros países africanos a condenar las acciones subversivas de Ucrania que "amenazan la estabilidad del continente".
Un llamado que no cayó en saco roto, ya que tras Mali, el Gobierno golpista de Niger anunció la ruptura de las relaciones con Ucrania, en solidaridad con Bamako.
Los vecinos Mali, Níger y Burkina Faso, los tres gobernados por juntas militares, han conformado una confederación de ayuda mutua llamada Alianza de Estados del Sahel y emprendido políticas antioccidentales y de acercamiento a Rusia.