Euforia entre los votantes republicanos tras la victoria de Trump

No han descorchado el champán que prometían cuando el expresidente ganara las elecciones, pero el centenar de simpatizantes republicanos que ha seguido el escrutinio desde la única fiesta de los de Trump en Washington se ha ido a dormir mucho más contento de lo que esperaba, con la certeza de que la capital política será pronto tomada por los conservadores.

Partidarios de Donald Trump festejan el martes durante un evento en Palm Beach, Florida.
Partidarios de Donald Trump festejan el martes durante un evento en Palm Beach, Florida.080722+0000 CHIP SOMODEVILLA

La noche se presentaba tensa. Cualquier cosa podía pasar. Las encuestas advertían un duelo ajustadísimo y todo apuntaba a que tardarían en conocerse los resultados, pero no ha sido así. Donald Trump ha liderado el escrutinio toda la noche y ha superado la barrera de los 270, la mayoría absoluta, según la Fox, sobre las dos de la mañana.

Al cierre de los primeros centros de votación, un pequeño grupo se concentraba en el Dirty Bar, un local situado en la azotea de un edificio cerca de Union Station, la estación de tren de la capital estadounidense.

“Siempre venimos aquí. Es el único bar republicano de la ciudad”, explicaba a EFE una de las primeras simpatizantes del expresidente al llegar a la fiesta organizada por las juventudes del partido en Washington.

Eran pocas las personas que no llevaban gorras, camisetas o chapas merchandising de la campaña de Trump. O al menos algo rojo, el color del partido republicano.

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El público representaba bastante bien el arquetipo del votante republicano joven: muchos hombres, todos blancos, en general menores de cincuenta, y una gran parte trajeados. Algunos hasta parecían estar imitando el look del magnate neoyorquino.

Los demócratas han conseguido más del 90 % de los votos del Distrito de Columbia, pero el Dirty Bar esta llamado a convertirse en el primero de una larga lista de locales llenos de republicanos, que comenzarán a copar puestos de la nueva Administración desde enero, mes en que se completa la transición de Gobierno.

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Con Harris en la Howard University y Joe Biden, como el inquilino de la Casa Blanca, hasta el próximo enero, los republicanos de Washington se arroparon para ser testigos de las victorias del expresidente en los primeros estados proyectadas por Fox News, su cadena favorita y en la que se ha seguido el escrutinio en el bar.

La clave ha sido cuando la cadena de televisión ha proyectado Georgia. El ambiente ha cambiado y aunque la alegría era contenida, se respiraba una atmósfera diferente.

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“Va mucho mejor de lo que esperaba”, explicaba asombrada una votante de Trump cerca de la medianoche, cuando la cadena Fox News advertía de una ventaja del expresidente en los siete estados clave.

Venía de casa de una amiga donde todos eran demócratas y ha preferido venir sola a la fiesta para sentirse más cómoda y “poder celebrar arropada” lo que parecía una victoria de Donald Trump.

Pese a que estaba emocionada, ha preferido ser prudente: “No quiero cantar victoria. En 2020 nos acostamos con un resultado y nos despertamos con otro”.

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Pero la prudencia no ha durado mucho. Pasada la medianoche las buenas noticias no dejaban de llegar y la euforia alcanzaba cada vez niveles más altos, motivada por la suma de bebidas que había tomado cada uno para aprovechar la barra libre.

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El mensaje de la campaña de Harris para avisar de que la vicepresidenta no comparecería se ha recibido en la terraza como si se tratara de un descanso del partido. Más de la mitad del bar de se ha vaciado y se han quedado solo los más fieles.

Entonces ha llegado el momento más esperado. La Fox le ha dado Pensilvania a Trump, el estado más importante de estas elecciones y en el que ambas campañas habían dedicado más esfuerzo y dinero.

Rápidamente, ha sonado YMCA, el himno de Village People que el expresidente tanto ha usado en sus mítines. Era casi oficial. La alegría ocupaba el mismo lugar que la incredulidad. “Lo hemos conseguido”, gritaba sin creérselo un joven republicano mientras se abraza con sus amigos.

Gritos. Abrazos. Euforia y la que ha sido la canción de la campaña, God Bless the USA, de Lee Greenwood pusieron el broche a la noche republicana.

“Estoy orgulloso de ser americano. Al menos sé que soy libre”, cantaban emocionados.

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