La carencia de combustible -fruto de la falta de divisas para importarlo- y las averías en las obsoletas centrales termoeléctricas del país, con déficit de mantenimientos e inversiones, están detrás de esta situación, según los expertos.
La crisis energética se ha agravado desde finales de agosto porque, además del apagón total que dejó tres días sin servicio eléctrico a la isla a finales de octubre, la tasa de déficit pronosticado se ha situado a diario entre el 40 y el 51 %.
Sin embargo la afectación real es en ocasiones aún mayor. Según la UNE, el déficit alcanzó este martes los 1.750 megavatios (MW) en el horario de máxima demanda, lo que supone una tasa por encima del 56 %.
La UNE, adscrita al Ministerio de Energía y Minas, estima para la tarde-noche de esta jornada una capacidad máxima de generación eléctrica de 1.616 MW para una demanda que alcanzará los 2.900 MW.
El déficit -la diferencia entre oferta y demanda- será de 1.370 MW y la afectación -los circuitos que se desconectarán realmente- alcanzará los 1.284 MW durante la tarde-noche cuando aumenta la demanda de energía.
El informe de la UNE refiere que de las 20 unidades de generación (distribuidas en las 7 centrales termoeléctricas operativas del país) 5 están averiadas y 4 en mantenimiento. Además, 78 centrales de generación distribuida (motores y generadores a diésel y fueloil)) y una patana (central flotante rentada) están fuera de servicio por falta de combustible.
En esta precaria situación, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) debe además este miércoles afrontar el paso del huracán Rafael, al menos con categoría 1 (de cinco) en la escala Saffir-Simpson, por el occidente de la isla.
Se prevé que afecte a más de 4 millones de personas, entre ellos los pobladores de La Habana, y que con fuertes vientos e intensas lluvias ponga en jaque al servicio eléctrico.
El paso del huracán Ian en septiembre de 2022 provocó la desconexión total del SEN y un apagón completo de la isla del que el país tardó más de una semana en recuperarse por completo.
Los frecuentes cortes tienen un importante coste económico y social. El país se contrajo un 1,9 %, según datos oficiales, en parte por la paralización de la industria, la administración y el transporte.
Los apagones también han contribuido a desencadenar protestas antigubernamentales en los últimos años, incluidas las del 11 de julio de 2021 -las mayores en décadas-, las de Nuevitas y La Habana en agosto y septiembre de 2022, y las del pasado 17 de marzo en Santiago de Cuba (este) y otras localidades.