Entre el 7 de octubre de 2023, fecha del inicio del conflicto en Gaza, al 15 de octubre de 2024, Australia otorgó visados a 3.041 palestinos, mientras que rechazó 7.252 solicitudes, según dijeron funcionarios del Ministerio del Interior de Australia en una comparecencia la víspera ante un comité del Parlamento de Camberra.
Los funcionarios también informaron ayer de la reclusión de un palestino a mediados de septiembre en un centro de detención de Australia después de que se le revocara su visado temporal por problemas de seguridad, lo que ha reavivado las reclamaciones de la oposición para un mayor escrutinio de este colectivo.
"El debate en torno a los refugiados está envenenado", dijo a EFE Ian Rintoul, representante de la Coalición de Acción para los Refugiados, al acotar que le parece "muy claro que la gente que quiere venir desde Gaza es discriminada sistemáticamente" en Australia.
Rintoul también opinó, en una comparecencia virtual ante la Asociación de la Prensa Extranjera en Australia, que actualmente muchos de los palestinos que huyeron de Gaza afrontan "enormes problemas" para prorrogar sus visados temporales en el país austral.
El activista expuso que, en cambio, los ucranianos que han llegado al país tras la invasión rusa a su país en 2022 tienen un tipo de visado que les permite "quedarse permanentemente".
El representante de la Coalición de Acción para los Refugiados también remarcó que el debate en torno a los potenciales vínculos de los palestinos con el grupo islámico Hamás ha desviado la atención respecto a "las preocupaciones humanitarias sobre los derechos que tienen los solicitantes de asilo y refugiados y la obligación de Australia a protegerlos".
Por su lado, en el mismo acto con la prensa extranjera, el periodista y escritor kurdo Behrouz Boochani, quien pasó más de cuatro años detenido en un centro de reclusión australiano en Papúa Nueva Guinea y actualmente vive en Nueva Zelanda, acusó a Australia de "deshumanizar y criminalizar a los refugiados".
El conflicto en Gaza, que ha causado más de 43.000 muertos, más de 101.000 heridos y casi dos millones de desplazados, ha generado protestas pro-palestinas y divisiones en la sociedad australiana, lo que ha obligado al gobierno del primer ministro laborista, Anthony Albanese, a designar a sendos representantes para luchar contra el creciente antisemitismo e islamofobia en el país.