En una conferencia de prensa con medios internacionales, el ministro cubano calificó las protestas que han tenido lugar en las últimas horas como “indecentes” y se refirió a las personas que participaron como “el cobarde que no razona y el que se vende”.
En redes sociales se han difundido en las últimas horas algunas imágenes de cacerolazos en algunos municipios puntuales del país, como la que tuvo lugar en un reparto de San Miguel del Padrón, en las afueras de La Habana. Otros han incitado a que se reproduzcan las protestas en otros lugares.
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El aumento de la presencia policial es evidente desde el viernes en La Habana, con agentes en los cruces principales de la ciudad y patrullas recorriendo las calles.
Cuba lleva inmersa desde hace años en una crisis energética que se ha agravado en las últimas semanas por la escasez de combustible -fruto de la falta de divisas para importarlo- y las averías en las obsoletas centrales termoeléctricas, de factura soviética y con un déficit crónico de inversiones.
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Frecuentes apagones
Esta semana la tasa de afectación máxima llegó a superar el 50% de la demanda, lo que quiere decir que la mitad del país llegó a estar simultáneamente sin corriente por la insuficiente capacidad de producción eléctrica de la isla.
Los frecuentes apagones no solo dañan la economía cubana -que en 2023 se contrajo un 1,9 % y se encuentra aún por debajo de los niveles de 2019-, sino que también impulsan el descontento social.
Los cortes son percibidos por los expertos como catalizadores de las principales protestas antigubernamentales de los últimos años, incluidas las del 11 de julio de 2021 -las mayores en décadas-, las de La Habana y Nuevitas en agosto de 2022 y las del pasado 17 de marzo en Santiago de Cuba (este) y otras localidades.