Pese a los riesgos, el general español Aroldo Lázaro, comandante de FINUL, “sigue manteniendo los canales abiertos con los dos bandos y continúa pidiendo a Israel y Líbano que se comprometan con la Resolución 1701 (que consiguió un alto el fuego entre ambas partes en 2006)”, indicó el portavoz desde Beirut, en rueda de prensa telemática para la prensa acreditada ante la ONU en Ginebra.
Tenenti reiteró que la escalada de hostilidades en torno a la Línea Azul que separa Israel y Líbano “ha causado una masiva destrucción de localidades y pueblos en el sur de Líbano, mientras se siguen lanzando cohetes hacia Israel, incluso a las zonas civiles”.
El recrudecimiento de las hostilidades en el último mes "está forzando a las fuerzas de paz a pasar largas horas en refugios por seguridad" o a suspender muchas de sus patrullas, destacó el portavoz, quien subrayó que el diálogo entre las partes "es la única solución visible para poder recuperar la estabilidad en la región".
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Tenenti subrayó que las fuerzas israelíes han demandado a FINUL que abandone algunas de sus posiciones, “pero se tomó la decisión unánime de permanecer desplegados a lo largo de la Línea Azul”.
"Seguimos trabajando sin descanso para coordinar el tránsito seguro de la ayuda humanitaria a los civiles en el sur de Líbano, en colaboración con agencias de la ONU y ONG internacionales", destacó.
Desde el inicio del conflicto hace un año, más de 2.400 personas han muerto en Líbano, 11.200 han resultado heridas y unas 800.000 han tenido que dejar sus hogares, cerca de un 60 % en zonas del sur del país donde opera FINUL, recordó Tenenti citando datos de las autoridades libanesas.
“La misión urge a todas las partes una desescalada del conflicto y su obligación de garantizar la seguridad de las fuerzas de paz”, concluyó.