“Es innegable que Hizbulá está atravesando el periodo más difícil desde la fundación del partido a mediados de los 80″, afirmó a EFE el experto Joseph Daher, autor del libro Hezbollah The Political Economy of Lebanon’s Party of God (Hizbulá, la economía política del Partido de Dios libanés), pero “al mismo tiempo no deberíamos menospreciar que Hizbulá es un movimiento fuerte, organizado y disciplinado, y creo que lo están demostrando”.
Hoy hace una semana que Israel lanzó una incursión terrestre “limitada” contra el sur del Líbano, en medio de la peor campaña de bombardeos contra el país mediterráneo desde 2006, la última guerra entre ambos países que duró 34 días.
Desde ese momento, Israel ha cifrado en 11 las bajas en sus filas, mientras que Hizbulá no ha confirmado ningún deceso, aunque el Ejército israelí calcule que cientos han muerto.
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Desde hace una semana, ambos bandos están librando una batalla terrestre en ciertos puntos del sur del Líbano, concretamente en las poblaciones fronterizas de Maroun al Ras, Yaroun y Oddaisseh, pero el avance de los israelíes está siendo muy lento.
“Podemos ver que los intentos ofensivos del Gobierno israelí de invadir ciertas zonas del sur de Líbano están pasando por momentos difíciles”, indicó Daher, profesor de la Universidad de Lausana (Suiza), que señaló que además hay que tener en cuenta que “Hizbulá tiene decenas de miles de soldados, con estimaciones que llegan a 50.000, con los reservistas”.
Asimismo, Daher apunta que el grupo chií "todavía tiene bastantes reservas de misiles y cohetes que todavía no han utilizado, la gran mayoría misiles de medio y largo alcance".
Precisamente esos depósitos de armas de Hizbulá son uno de los objetivos israelíes, que dicen que se encuentran en sitios densamente poblados como los suburbios meridionales de Beirut, conocidos como el Dahye, ahora un lugar fantasma bajo intensos bombardeos.
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Ahí fue asesinado el pasado 27 de septiembre en un ataque israelí el líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, mientras que el resto de la cúpula ha ido cayendo en los últimos meses, dejando a la formación armada “decapitada”.
Además de Nasrala, el grupo ha sufrido otros ataques, como la sofisticada operación israelí en la que explotaron en simultáneo los buscapersonas y 'walkie-talkies' de miles de miembros del grupo.
"Tenemos que dejarlo claro: Hizbulá no puede competir militarmente con Israel, pero sus misiles y cohetes de largo alcance podrían alcanzar infraestructuras civiles que son clave, pero no lo han hecho...Han demostrado que no quieren una guerra total", afirmó.
De hecho, como ha admitido el Gobierno libanés, Nasrala habría aceptado un alto el fuego de 21 días, el que estaba sobre la mesa presentado por Estados Unidos y Francia, poco antes de ser asesinado.
¿Hasta cuándo?
Daher recuerda que los combatientes de Hizbulá "sobre el terreno han acumulado mucha experiencia en Siria", y además, "conocen el territorio" donde se desarrolla la invasión israelí.
Hizbulá, cuyo mayor protector es Irán, controla gran parte del Líbano de mayoría chií, particularmente zonas de Beirut, el sur del Líbano y la región oriental del valle de la Bekaa.
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Pero también tienen presencia en Siria, donde se han hecho más fuertes. Hizbulá encontró en Siria y su presidente Bashar al Asad un aliado leal, y la formación confirmó su participación en la guerra civil siria en 2013, donde envió miles de sus combatientes.
“Durante el conflicto sirio, Hizbulá se transformó en un cuasi ejército, combinando tácticas y formaciones de guerrilla con las de la guerra clásica. Sin embargo, el grupo parece incapaz de aplicar todo lo que ganó en Siria en la ofensiva terrestre israelí en el sur de Líbano”, aseveró a EFE el investigador en Oriente Medio y autor del libro Hezbollah: A Regional Armed Non-State Actor (Hizbulá, un actor regional armado no estatal).
"La superioridad israelí ha sido clara desde que se desencadenó el enfrentamiento y a Hizbulá sólo le queda un punto que demostrar: su resistencia sobre el terreno", dijo.
Pero se pregunta: "¿Será suficiente para paralizar el avance? No espero que Israel detenga su ofensiva, independientemente de su duración o de los costes que pueda acarrear".
En ese sentido, “los combatientes de Hizbulá seguramente seguirán luchando, pero es probable que no aguanten hasta el punto de que Israel se vea presionado a detener su incursión”, vaticinó.