De estos, más de 82.000 son libaneses y otros 152.000 sirios que habían buscado refugio en el Líbano tras haber escapado en algún momento de los últimos trece años del conflicto armado en Siria, indicó por vídeoconfererencia desde Beirut el jefe de las operaciones de la OIM, Mathieu Luciano.
Además de ellos, 50.000 personas han tomado vuelos desde el aeropuerto de Beirut y otros 1.000 han escapado por mar desde el pasado 23 de septiembre, cuando empezaron los bombardeos israelíes a gran escala.
En relación con la huida de civiles del Líbano, un bombardeo israelí muy cerca de la frontera con Siria destruyó hoy un tramo de la carretera que conduce al principal paso fronterizo entre ambos países y que miles de libaneses han tomado en las últimas dos semanas para escapar del país.
El ataque ha formado un gran cráter y los vehículos ya no pueden transitar por esa vía, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Personal del ACNUR en el terreno ha informado que algunas personas habían decidido seguir por la carretera a pie hasta la frontera en su desesperación por huir del Líbano.
El 60 % de los que siguen llegando a Siria son niños y adolescentes, algunos de ellos no acompañados y profundamente traumatizados, exhaustos y en algunos casos con necesidades médicas, según ha podido constatar el organismo.
Su portavoz en la región, Rula Amin, precisó por teleconferencia con medios en Suiza que existen otros tres pasos fronterizos que siguen abiertos, pero que son más pequeños y tienen menos capacidad operativa.
Por otra parte, los 900 refugios puestos en funcionamiento por el Gobierno libanés para acoger a los desplazados están llenos y las organizaciones humanitarias están intentando encontrar soluciones alternativas, comentó Amin.
En algunos lugares, hoteles y clubes han abierto sus puertas a los desplazados, un gesto que alivia la situación de algunos pero que no es suficiente para atender la magnitud del problema.
Naciones Unidas está aportando asistencia vital a los desplazados, pero la situación de inseguridad por los continuos bombardeos aéreos israelíes está causando retrasos en la llegada de más ayuda por vía aérea y marítima.