"(Estamos) a punto de empezar ensayos clínicos de vacunas y terapias para proteger a los grupos de alto riesgo", dijo a través de la red social X el secretario de Estado de Sanidad, Yvan Butera, sobre una enfermedad para la que no hay vacuna ni tratamiento específico.
El alto funcionario detalló que se está monitorizando a 410 contactos de los enfermos detectados para "romper las cadenas de transmisión" y que, hasta ahora, cinco pacientes han dado negativo al hacerse un test.
Según los últimos datos difundidos por el Ministerio en un escueto comunicado poco después de la pasada medianoche, 25 personas se encuentran en aislamiento y están recibiendo tratamiento por la enfermedad, al tiempo que las autoridades sanitarias trabajan en el rastreo de contactos y en pruebas diagnósticas.
Para evitar su propagación, las autoridades han recomendado reforzar la higiene y evitar el contacto cercano con personas que presenten los síntomas de la enfermedad, que incluyen fiebre alta, fuertes dolores de cabeza, dolores musculares, vómitos y diarrea.
En otro comunicado difundido el 27 de septiembre con motivo de la declaración del brote, el Ministerio destacó la implementación de "medidas preventivas reforzadas en todos los centros de salud".
La enfermedad del virus de Marburgo es una fiebre hemorrágica viral altamente infecciosa de la misma familia que el ébola.
África fue escenario el pasado año de dos epidemias de Marburgo: una en Guinea Ecuatorial, que causó 17 casos confirmados, incluidos 12 fallecidos; y otra en Tanzania, con al menos nueve casos (ocho confirmados y uno probable) y seis muertos.
Antes, hubo casos en otros países como Ghana, Guinea-Conakri, Uganda, Angola, la República Democrática del Congo (RDC), Kenia y Sudáfrica.
Esta enfermedad es tan mortífera como el ébola y se calcula que en África ha causado la muerte de más de 3.500 personas.
Al igual que el ébola, el virus de Marburgo provoca hemorragias repentinas y puede producir la muerte en pocos días, con un período de incubación de 2 a 21 días y una tasa de mortalidad de hasta el 88 %.
Los murciélagos de la fruta son los huéspedes naturales de este virus, que cuando es transmitido a los humanos puede ser contagiado mediante contacto directo con fluidos como la sangre, saliva, vómitos u orina.
La enfermedad fue detectada en 1967 en la ciudad alemana de Marburgo -origen de su nombre- por técnicos de laboratorio que resultaron infectados cuando investigaban a monos traídos de Uganda.