"Hemos detectado varios problemas en la financiación proporcionada por la UE para los sistemas sanitarios en determinados países socios, declaró el responsable de la auditoría, George-Marius Hyzler.
El informe analiza la dotación comunitaria a terceros países y concluye que "el método para asignar la ayuda de la UE a los sistemas sanitarios de los países socios presenta deficiencias y la eficacia de los proyectos financiados puede verse obstaculizada por la mala coordinación y los riesgos para la sostenibilidad".
Los auditores examinaron en concreto una muestra de proyectos en Burundi, la República Democrática del Congo y Zimbabue, centrados en ámbitos como la prestación de asistencia sanitaria gratuita, la organización de la formación de los profesionales de la salud y la reconstrucción de centros sanitarios.
Ese tipo de iniciativas "contribuye al objetivo principal de la política de desarrollo de la UE de reducir y, en última instancia, erradicar la pobreza extrema, que puede ser tanto causa como consecuencia de una cobertura sanitaria insuficiente".
En términos financieros, esas partidas fueron de 3.000 millones de euros entre 2007 y 2013 y en otros 3.000 millones entre 2014 y 2020, ayuda que ascendió "a más de 2.000 millones de euros al principio de 2024 para el período actual" del presupuesto entre 2021 y 2027.
En paralelo, la ayuda bilateral a los países socios ha disminuido a lo largo del tiempo, mientras ha aumentado sustancialmente el apoyo a través de iniciativas mundiales de salud, también a causa de la respuesta frente al covid-19, indicaron.
"Los fondos de la UE deben utilizarse de manera más eficaz con carácter de urgencia, en particular mejorando los criterios para asignar la financiación, garantizando que los costes de gestión sean razonables y abordando la sostenibilidad de los proyectos", añade la auditoría independiente del Tribunal de Cuentas de la UE.
Se refieren en concreto a "infrautilización de equipos debido a la duplicación de la intervención" o a casos en que "los medicamentos y las vacunas solo estaban disponibles en pequeñas cantidades, y los artículos esenciales estuvieron agotados durante meses" pese a "la inversión de múltiples donantes".
En todo caso, el apoyo comunitario a proyectos de salud porque "no se apreciaban estrategias claras de transición y salida para el momento en que se redujera la financiación de los donantes".
"Los gobiernos beneficiarios no disponen de recursos presupuestarios suficientes y carecen de compromiso, y sus sistemas sanitarios siguen dependiendo de la ayuda internacional. Los equipos donados tampoco se mantienen siempre adecuadamente, principalmente debido a la ausencia o la insuficiencia de las evaluaciones de las necesidades o a la mala elección de los equipos", añadieron.
Por último, destacan también un "problema de visibilidad" de la ayuda comunitaria pues "las poblaciones destinatarias rara vez sabían que la ayuda procedía de la UE, en particular cuando los fondos se agrupaban con los de otros donantes".