Entre los impactos de ese tipo de minería se mencionan la eliminación de organismos del fondo marino, la alteración del sustrato, la modificación de las cadenas alimentarias, la liberación de sedimentos en suspensión y de toxinas, la contaminación acústica y lumínica y potenciales fugas químicas.
El proyecto aprobado en enero pasado por el Parlamento noruego permitirá inicialmente la explotación minera en un área de 281.000 kilómetros cuadrados situada en el mar de Barents y el mar de Groenlandia, en el Océano Ártico.
En esta área abundan las montañas submarinas que ofrecen hábitats ricos para una gran diversidad de especies como langostinos, medusas y crustáceos, así como una decena de especies de mamíferos, incluidas ballenas migratorias en busca de comida, señala el informe.
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Greenpeace resalta que las especies que habitan el fondo marino son muy vulnerables a los cambios en el hábitat y que la falta de datos hacen "que sea imposible evaluar de forma exhaustiva la escala del daño medioambiental de cualquier operación en aguas profundas".
La zona es además importante para poblaciones significativas de aves marinas como ruta migratoria y un área principal de transición entre las aguas del Atlántico y el Ártico.
“Mientras Noruega afirma ser una nación respetable con políticas responsables sobre la gestión de los océanos, está desplegando la alfombra roja a compañías mineras para instalar máquinas que causarán un daño irreversible a la biodiversidad única y vulnerable del Ártico”, señaló Haldis Tjeldflaat Helle, de Greenpeace Nordic.
Una reforma controvertida
La reforma legal impulsada por el Gobierno de centroizquierda y varios partidos de la oposición ha generado gran controversia en este país nórdico y fuera de sus fronteras.
Los defensores de la reforma argumentan que es posible una explotación rentable y sostenible y que todos los planes deberán ser aprobados primero por el Parlamento.
Sus críticos consideran que no hay información suficiente para garantizar una explotación segura, una conclusión a la que también había llegado meses atrás la Dirección General de Medio Ambiente noruega.
El Parlamento Europeo aprobó en febrero una resolución no vinculante que rechaza la decisión de Noruega, que no forma parte de la Unión Europea (UE), y pidió una moratoria internacional para esas controvertidas prácticas.
Según un informe reciente del Directorio General de Petróleo, en la plataforma continental noruega hay millones de toneladas de minerales como cobre, zinc y cobalto.
Noruega planea conceder las primeras licencias para explotación minera marina en el primer semestre de 2025.