Nasralá declaró, en un discurso retransmitido en directo, que “el enemigo quería matar a no menos de 5.000 personas” al hacer estallar, dos días seguidos, los bíperes y walkie-talkies de miembros del poderoso movimiento proiraní.
El ataque comenzó el martes cuando cientos de bíperes de miembros de Hezbolá estallaron casi simultáneamente en varios bastiones del movimiento en el sur de Beirut, en el este de Líbano y en la frontera sur.
Esta primera ola de explosiones dejó al menos 12 muertos, según el Ministerio de Salud de Líbano. Tras este golpe, el miércoles estallaron walkie-talkies en bastiones de Hezbolá, dejando un balance de 25 muertos.
Imágenes de AFP TV mostraron a personas corriendo para ponerse a salvo tras una explosión durante el funeral de cuatro milicianos de Hezbolá fallecidos por el estallido de aparatos de comunicación el martes en un suburbio de Beirut.
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El ministro de Salud de Líbano, Firass Abiad, declaró a la cadena Al Jazeera que la segunda ola de explosiones fueron más letales porque los walkie-talkies son aparatos más voluminosos.
Las milicias de Hezbolá estaban preocupadas por la seguridad de sus comunicaciones, después de haber perdido a varios altos cuadros en bombardeos israelíes en los últimos meses.
Pero, estos ataques sembraron el pánico en todo Líbano y no sólo en los bastiones de este movimiento aliado del grupo palestino Hamás.