El incendio “Bridge” es uno de los tres que se salió de control alrededor de la segunda ciudad más grande de Estados Unidos, alimentado por una inclemente ola de calor de hasta 43 ºC y ráfagas de viento.
“Bridge” alcanzó las localidades de Wrightwood y del Monte Baldy, al norte de Los Ángeles, y destruyó al menos 33 viviendas, varias cabañas y una estación de esquí.
La comunidad tuvo que huir. “Vivimos en el cañón, el fuego estaba entrando directamente, y no se podía sacar nada”, dijo conmovida Jenny Alaniz, residente local, a la emisora KTLA.
“Rescaté a los perros, pero nuestra casa se va a quemar”, sollozaba.
Un periodista de la AFP en Wrightwood fue testigo del daño, como restos carbonizados de edificios y vehículos que permanecían envueltos en humo.
Este fuego se originó el domingo al norte de Los Ángeles y se mantuvo en dimensiones relativamente reducidas al principio. Pero la espesa maleza de la zona alimentó las llamas que el miércoles por la tarde ya habían quemado 20.000 hectáreas.
El gobernador de California, Gavin Newsom, declaró el estado de emergencia y visitó el miércoles el puesto de mando para otro incendio (“Line”) en los alrededores de la ciudad.
“California está desplegando todos los recursos disponibles para combatir estos incendios devastadores”, dijo.
Su oficina añadió que más de 5.700 miembros del personal de emergencia atienden los tres incendios, junto con decenas de aviones y más de 500 camiones de bomberos.
“Estamos profundamente agradecidos con todos los heroicos bomberos y socorristas (...) que trabajan las 24 horas del día, 7 días de la semana, para mantener a los californianos a salvo”, expresó Newsom.