El líder progresista hizo los anuncios en Manaos, la mayor ciudad de la Amazonía, tras visitar varias comunidades de la región, incluyendo indígenas, cuyos habitantes quedaron aislados por la sequía que redujo dramáticamente el nivel de agua de los ríos y que dejó inviable el transporte fluvial y el abastecimiento de alimentos, combustibles y hasta agua potable.
La grave situación, que obligó a 61 de los 62 municipios del estado de Amazonas a declararse en emergencia, también propició la multiplicación de los incendios forestales, que sumaron 63.189 entre enero y agosto de este año, el doble de los registrados en el mismo periodo de 2023, y destruyeron 6,7 millones de hectáreas de bosque.
Entre las medidas para atender la emergencia, Lula anunció la distribución de 150 purificadores de agua, cada uno con capacidad para filtrar 5.000 litros diarios, así como de 130.000 cestas básicas de alimentos para las comunidades más afectadas.
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Igualmente, anunció la creación de un Comité Nacional de Manejo del Fuego y de un Centro Integrado para articular los esfuerzos de las diferentes agencias responsables por el combate a los incendios.
En el mismo acto, Lula firmó los contratos para garantizar el dragado del río Amazonas en cuatro diferentes trechos entre Manaos y Tabatinga (en la frontera con Colombia), y para la pavimentación de al menos 52 kilómetros de la carretera federal BR-319, una polémica vía que pasa por áreas vulnerables del pulmón vegetal.
Lula explicó que esta carretera de 885 kilómetros entre las ciudades amazónicas de Manaos y Porto Velho es necesaria para garantizar el abastecimiento de una región que cada vez enfrenta más sequías y que depende de los ríos para todo.
Agregó que, pese a haberse construido en la década de 1970, nunca llegó a ser concluida y que, para recuperarla, es necesario reconstruir 400 kilómetros destruidos.
“Vamos a comenzar con esos 52 kilómetros, pero vamos a hacer todas las reuniones que sean necesarias para poder concluirla sin permitir que la pavimentación facilite la deforestación”, aseguró al referirse a una vía duramente criticada por los ecologistas.
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Agregó que, de ser necesario, convertirá en reservas ambientales las áreas a ambos lados de la carretera para garantizar su construcción “con responsabilidad”, porque no es posible mantener aislados a las poblaciones de los estados de Amazonas y Rondonia.
“Me comprometo ante los alcaldes aquí presentes a que realizaré las reuniones que sean necesarias para que, antes de la conclusión de mi mandato, comencemos a construir esta carretera que le garantiza la ciudadanía a los habitantes de la Amazonía”, afirmó.
Según el jefe de Estado, la vía no era una prioridad debido a que los ríos eran navegables, algo que cambió con la histórica caída del nivel del agua del Madeira, afluente del Amazonas, en su paso por Porto Velho.
“No quiero transformar la Amazonía en un santuario. Quiero cuidarla y preservarla, pero al mismo tiempo cuidar al pueblo que vive aquí”, concluyó.