Castillejo, nacido hace 44 años en Venezuela y residente desde su adolescencia en Londres, fue diagnosticado de VIH en 2003, una experiencia que recuerda como “difícil” y “cargada de estigmas, odio y resentimiento”.
Su segunda “sentencia de muerte”, como él la define, llegó en 2012: un linfoma de Hodgkin en etapa IV, también un duro golpe pero ante el cual, a diferencia del sida, sintió el acompañamiento y la compasión de otras personas.
“Ambas experiencias fueron duras. Una, recibiendo odio, con miedo a que la gente se diera cuenta de que tenía VIH. Y la otra con gente a mi lado que me apoyaba, me ayudaba. Fue difícil entender que yo era la misma persona, pero con tanto odio y rechazo, por un lado, y tanto amor y compasión, por otro”, cuenta Castillejo a EFE en un alto de su participación en el XXI Simposio Científico Regional sobre sida que organiza la Fundación Huésped de Argentina hasta este viernes en Buenos Aires.
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Castillejo estuvo cuatro años con quimioterapia. En 2015 le dieron seis meses de vida y lo enviaron a cuidados paliativos. El equipo médico que lo atendía no quiso hacerle un trasplante de células madre de médula ósea “solo porque tenía VIH”. “Por ser VIH, habían decidido la muerte para mí”, recuerda.
El punto de inflexión
Decidió que aquella no sería la última página de su historia y buscó alternativas. Otro equipo accedió a tratarlo, encontró un donante y le comunicó la gran noticia: “Adam, no solo te podemos curar del cáncer; queremos tratar de ver si curamos también el VIH”.
En ese punto de inflexión en su historia personal y en la de la ciencia, Adam se convirtió en 'el paciente de Londres', cuya curación la ciencia anunció en 2019.
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Un año después, decidió salir a la luz pública y dar a conocer su identidad.
“Siendo ‘el paciente de Londres’, soy parte de la historia de la humanidad: en 100 años estaré en los libros. Pero permanecer en el anonimato no era parte de mi ADN. Entendí que ahora tengo que luchar por mi comunidad, ayudarla. Mi mensaje es que no pierdan la esperanza, porque yo nunca la perdí”, afirma Castillejo.
Chef de profesión, ahora organiza cenas de caridad para recaudar fondos para la cura del VIH y se convirtió en ‘orador motivacional’ y se lo conoce como ‘embajador de la esperanza’.
"La vida, el universo, me puso en este lugar, y yo quiero usar esto de una manera positiva, ayudando al prójimo. Era mi destino", asegura.
La segunda persona en curarse de VIH
Castillejo es la segunda persona del mundo en curarse del VIH. El primero fue el denominado 'paciente de Berlín', en 2008. Hay otros cinco casos registrados, todos curados tras haber recibido un trasplante por diversos tipos de cáncer (linfomas y leucemia).
Estos siete casos son la ventana hacia el hallazgo futuro de una cura definitiva del sida en un mundo donde hay 39,9 millones de personas que viven con el VIH, de ellas 2,3 millones en Latinoamérica.
“Trato de motivar a las comunidades, pero también a los nuevos investigadores porque yo soy el fruto de 40 años de investigación. Hay que darle reconocimiento y energía a la ciencia”, afirma Castillejo.