El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, admitió el martes que había combates “difíciles e intensos” en esta zona, en la que es la mayor incursión de un ejército extranjero en suelo ruso desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
De su lado, las fuerzas rusas afirmaron que habían “desbaratado los intentos” ucranianos “de penetrar profundamente” en Kursk.
Pero el gobernador regional, Alexéi Smirnov, reconoció que habían perdido el control de 28 localidades y señaló que el operativo ucraniano abarca una zona de 40 kilómetros de ancho y 12 kilómetros de profundidad en territorio ruso.
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La incursión ucraniana ha forzado la evacuación de más de 120.000 personas. También ha provocado la muerte de 12 civiles y más de un centenar de heridos, según las autoridades regionales rusas.
Rusia, por su parte, afirma que frenó a las fuerzas ucranianas en su avance en la región de Kursk.