“Mi promesa a todos aquí es que, cuando sea presidente, continuaremos nuestra lucha por las familias trabajadoras”, dijo la vicepresidenta, comprometiéndose a aumentar el salario mínimo federal congelado en 7,25 dólares la hora desde hace casi 15 años.
También aseguró que continuará la pelea por conseguir servicios médicos asequibles, así como mejoras en los beneficios laborales y el cuidado de niños.
“Construiremos una economía más amplia donde todo estadounidense tenga la oportunidad de ser dueño de su propio hogar, comenzar un negocio y construir riqueza”, prometió la demócrata ante un centro abarrotado por más de 18.000 asistentes.
Harris llegó a Las Vegas junto con su compañero de fórmula, el gobernador de Minesota, Tim Walz, para culminar una maratónica gira por estados clave, donde busca energizar su campaña y movilizar a miles de voluntarios.
Antes del encuentro, la vicepresidenta aseguró a la prensa que la próxima semana anunciará su plataforma política, que “se centrará en la economía y en lo que debemos hacer para reducir los costos y también fortalecerla”.
Harris también dejó claro que de llegar a la Casa Blanca no interferirá con las decisiones de la Reserva Federal y defendió su independencia, después que el expresidente Donald Trump (2017-2021) sugiriera el jueves pasado que los presidentes de EE.UU. deberían tener voz y voto en las decisiones del banco central.
“Esta campaña no es acerca de nosotros contra Donald Trump, es acerca de dos visiones diferentes para nuestra nación. Una, la nuestra, enfocada en el futuro y la otra (la de Trump) enfocada en el pasado”, dijo la candidata al público, que no dejó de aplaudirla.
La demócrata aprovechó para arremeter contra Trump y el controversial Proyecto 2025, un manual ultraderechista para su segundo mandato, que propone terminar con varios departamentos y agencias como el de Educación, y el Seguro Social.
“No puedo creer que lo hayan puesto por escrito… si él es elegido quiere eliminar la salud pública e intenta rendirse en la lucha contra la crisis climática”, advirtió Harris.
Nevada es un estado conocido como ‘bisagra’ que se ha decantado por los demócratas desde 2008, cuando el expresidente Barack Obama (2009-2017) ganó el estado con comodidad, algo que en 2020 le costó al presidente Joe Biden cuando se alzó con la victoria por unos 34.000 votos, o 2,4 puntos porcentuales a favor.
Trump ha aumentado su apuesta en ese estado. En junio pasado en un mitin en Las Vegas se comprometió a hacer que las propinas de los trabajadores estén libres de impuestos.
Pero el exmandatario no logró convencer a la poderosa Unión de Trabajadores Culinarios, que agrupa a 60.000 empleados de los hoteles de Las Vegas (la mayoría mujeres migrantes), que este viernes dio su respaldo a la fórmula demócrata.
“Kamala (Harris) ha defendido constantemente a nuestros trabajadores sindicalizados y del sector hotelero… confiamos en que continuará entregando resultados reales que priorizarán y protegerán a las familias trabajadoras”, dijo en un comunicado el sindicato.
La unión agregó que el camino a la Casa Blanca “pasa por Nevada” y que se encargará de que Harris gane en ese estado movilizando a miles de voluntarios. Hoy la candidata igualó a Trump y prometió que si es elegida eliminará los impuestos federales sobre las propinas.
La llegada de Harris a la carrera por la presidencia parece haber empujado la balanza para los demócratas en Nevada. Un sondeo de Morning Consult en mayo pasado daba a Trump una ventaja de tres puntos, pero una encuesta a principios de este mes dio una ventaja a la demócrata de dos puntos.
Harris tiene programado en San Francisco (California), su hogar político, un encuentro este domingo, donde espera ganar más apoyos a su joven campaña a casi 80 días de las elecciones.