“Esto ha ayudado a frenar la propagación de enfermedades evitables a pesar de las condiciones de vida inhumanas + los refugios y lugares seguros abarrotados”, escribió el responsable.
Las vacunas fueron donadas por el Fondo de la ONU para la protección de la infancia (Unicef) y, según la UNRWA, incluyen dosis contra la polio, paperas o el sarampión.
La agencia prepara además una campaña de vacunación contra la polio dirigida a niños menores de 8 años, después de que las autoridades sanitarias del enclave palestino declarasen la Franja de Gaza como “zona de epidemia de poliomelitis” la semana pasada.
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Por el momento no se han detectado casos de polio entre la población, pero sí en seis de las siete muestras ambientales que se tomaron en todo el enclave palestino.
Por este motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se mostró “extremadamente preocupada” y declaró a mediados de julio que hay un “alto riesgo” de que se produzca un brote en Gaza.
El Ministerio de Sanidad del enclave, controlado por Hamás, culpó a Israel de la situación por negar el acceso al agua corriente a los gazatíes, destruir las infraestructuras de alcantarillado y hacinar a la población en un puñado de “zonas humanitarias”, lo que ha llevado a detectar la presencia de polio en las aguas residuales de Jan Yunis (sur) y gobernaciones del centro de la Franja.
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Las autoridades sanitarias han declarado a los medios palestinos que se necesitan 1,3 millones de dosis de la vacuna contra la polio para evitar la catástrofe, y han acusado a Israel de impedir su entrada en el enclave.
Este miércoles se cumplen 10 meses desde el inicio de la guerra declarada por Israel a raíz de un ataque terrorista de Hamás en territorio israelí que causó la muerte de unas 1.200 personas y durante el cual fueron secuestradas unas 240 personas. La cifra de muertos por las operaciones bélicas israelíes en Gaza es de más de 39.000, según fuentes gazatíes.