Nicolás Maduro: un decenio de transformaciones y desafíos en Venezuela

A medida que Maduro busca revalidar su mandato en las elecciones, estos eventos marcan hitos significativos en su gestión, y representan tanto desafíos persistentes como transformaciones en la historia contemporánea de Venezuela.

Un motociclista pasa junto a un mural del presidente y candidato presidencial venezolano, Nicolás Maduro, en Caracas el 23 de julio de 2024.
Un motociclista pasa junto a un mural del presidente y candidato presidencial venezolano, Nicolás Maduro, en Caracas el 23 de julio de 2024.232113+0000 FEDERICO PARRA

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En 2013, cuando Nicolás Maduro asumió la presidencia de Venezuela, muchos pensaron que su tiempo en el poder sería breve. Comparado desfavorablemente con su antecesor, Hugo Chávez, Maduro enfrentaba escepticismo sobre su capacidad para liderar una “revolución bolivariana” similar a la que Chávez había encabezado.

Pese a las dudas iniciales, once años más tarde, Maduro busca su reelección. Ha llegado a ser el tercer gobernante más longevo en el poder en Venezuela desde inicios del siglo XX, después de Chávez y el dictador Juan Vicente Gómez. Su mandato fue calificado por muchos de autoritario y enfrentó cuestionamientos sobre su legitimidad, pero también estuvo marcado por importantes eventos y cambios que BBC Mundo analiza a continuación.

La mayor ola migratoria de América Latina

Durante el gobierno de Maduro, Venezuela experimentó la mayor ola migratoria en la historia reciente de América Latina. Según la ACNUR, 7.7 millones de venezolanos viven actualmente fuera de su país, lo que representa más del 22% de la población proyectada en el censo de 2011. Este fenómeno supera la migración de países en conflicto como Siria y Ucrania.

Esta migración masiva contrasta con el pasado de Venezuela, que durante el desarrollo de su industria petrolera se había convertido en un receptor de migrantes. Expertos apuntan que la crisis económica, caracterizada por hiperinflación y escasez de productos básicos, es la principal causa de esta diáspora. Maduro atribuye esta crisis a las sanciones internacionales, aunque éstas se implementaron en 2019 y los problemas ya eran evidentes años antes.

Investigaciones por crímenes de lesa humanidad

El 3 de noviembre de 2021, la Corte Penal Internacional (CPI) anunció una investigación formal contra Venezuela por supuestos crímenes contra la humanidad en relación con la represión de las protestas antigubernamentales de 2017. Este proceso ha convertido a Venezuela en el primer país de América Latina bajo investigación formal por parte de la CPI.

Maduro expresó su desacuerdo con la decisión de la CPI y la impugnó, pero la investigación continuó. La CPI sostiene que hay bases razonables para creer en la comisión de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y torturas durante la represión de 2017. Paralelamente, una misión de la ONU investiga crímenes similares cometidos desde 2014. El gobierno venezolano niega estas acusaciones y defiende la legalidad de sus procesos judiciales.

Reformas económicas e hiperinflación

Desde 2013, la economía venezolana sufrió una caída que culminó en una pérdida del 75% del PIB para 2021. Esto se debió tanto a políticas económicas del gobierno de Chávez, como el control de cambios y las expropiaciones, como a la caída de los precios del petróleo.

Para enfrentar la crisis, Maduro implementó reformas económicas a partir de 2018, incluyendo la flexibilización del control de precios y la dolarización de facto. Estas medidas ayudaron a superar la hiperinflación para diciembre de 2021 y mejorar el abastecimiento de bienes, aunque no resolvieron todos los problemas económicos del país. A pesar de estas reformas, la crisis sigue siendo atribuida por el gobierno a una “guerra económica” liderada por la oposición y Estados Unidos.

Caída de la producción petrolera

En 1998, Venezuela producía 3.1 millones de barriles de petróleo diarios, pero para cuando Chávez falleció en 2013, la producción había caído a 2.3 millones. Bajo el gobierno de Maduro, esta cifra disminuyó aún más, alcanzando un mínimo histórico de 336,000 barriles diarios en junio de 2020.

La reducción de la producción petrolera se atribuye a la pandemia de covid-19 y a las sanciones petroleras de 2019, aunque la producción ya había caído significativamente antes de estas sanciones. En abril de este año, la producción se situaba en 878,000 barriles diarios, una cifra baja para un país con las mayores reservas probadas de crudo del mundo.

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