El informe demográfico, que recoge las cifras de población a 1 de enero de este año, constata una reducción de 531.700 habitantes o del 0,42 % frente al año anterior, el peor dato tanto en descenso total de población como de la tasa porcentual desde que estos datos comenzaron a recopilarse en 1968, en Japón.
Por prefecturas, Tokio (este) se mantuvo como la más poblada, con unos 13,9 millones de habitantes, seguida de la prefectura vecina de Kanagawa, de unos 9,2 millones, mientras que la de Osaka (oeste) contaba con 8,7 millones y la de Aichi (centro) con 7,5 millones.
La capital nipona fue una de las tres únicas prefecturas en las que el volumen de población aumentó con respecto al año previo, junto a las de la vecina Chiba y Okinawa, en el sudoeste del país.
Las prefecturas con menor número de residentes eran las colindantes Tottori y Shimane (sur), con 540.200 y 650.600 habitantes, respectivamente, seguidas por otras como Kochi y Tokushima, que tampoco superaban el millón de habitantes.
En lo que respecta a los residentes extranjeros en Japón, hasta finales de 2023 se situaban en 3,32 millones, un aumento de unas 329.500 personas o del 11,01 % interanual, superando por primera vez la barrera de los 3 millones.
Por otro lado, el número de japoneses nacidos en el país asiático el año pasado fue de 729.300, el más bajo desde que se empezaron a recopilarse los datos en 1979, mientras que el de fallecidos fue el más alto, más de 1,579 millones, una diferencia récord de 850.360 personas.
Las personas de 65 años representaban el 29,38 % de la población japonesa mientras que la población activa, o personas entre 15 y 64 años, descendió ligeramente hasta el 59,02 %.
La baja natalidad y el envejecimiento demográfico es uno de los mayores problemas de Japón, donde elecciones locales como las recientes en Tokio han copado sus campañas con propuestas para solucionar esta problemática, tras observarse una caída de la tasa de natalidad en la capital japonesa por debajo de 1 en 2023.