El Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (ING) sigue con atención la erupción del Etna, con altibajos en los últimos días, y el análisis de las cámaras de vigilancia confirmó una actividad de la fuente de lava del cráter Voragine este lunes que comenzó poco antes de las 22.00 hora local (20.00 GMT).
En ese momento, el Etna comenzó lanzar cenizas, que terminaron por conformar una gran columna que llegó a alcanzar una altura de unos 6. 000 metros sobre el nivel del mar y que, empujada hacia el este por el viento, cayó ligeramente sobre los centros habitados de Acicastello y Viagrande, en las faldas del volcán.
Además, también se puedo ver una colada de lava emitida, a una altitud de alrededor de 3. 000 metros, desde el cráter Voragine, el punto más alto del volcán, que “cesó gradualmente alrededor de las 0.10 GMT, manteniendo una modesta actividad estromboliana hasta las 3.00 GMT” .
En este momento la situación parece haberse estabilizado, con la fuente de lava agotada, aunque la colada “todavía parece estar débilmente alimentada”, lo que la mantiene aún visible para los vecinos y turistas que pudieron disfrutar de un nuevo espectáculo del Etna durante unas horas esta madrugada.
Desde el punto de vista sísmico, la amplitud media del temblor volcánico, después de haber alcanzado los valores máximos hasta la 1.00 (23.00 GMT del lunes), ha mostrado una tendencia a la baja y a las 5.00 (3.00 GMT) se situó en el rango de valores medios, en el que permanece, según el INGV.
Las fuentes del temblor están confinadas en el área de los cráteres superiores a una altitud de unos 3. 000 metros sobre el nivel del mar, en tanto que la actividad infrasónica es baja, con eventos localizados principalmente en el cráter del sureste, según el organismo.
Muy cerca del Etna, también lleva varios días activo el volcán Estrómboli, en una pequeña isla en el mar Tirreno cuya población ha extremado la precaución, aunque está acostumbrada a este fenómeno dadas las frecuentes explosiones de ese cráter.