La policía de Nueva York incrementó las medidas de seguridad en el emblemático edificio del centro de la ciudad neoyorquina, a pesar de que el exmandatario estadounidense no se encuentra en su interior y de que las autoridades aseguraron que no hay “amenazas creíbles” en ese lugar o en cualquier otro de la ciudad.
“Me voy a quedar toda la noche”, aseguró al The New York Times Lynda Andrews, una mujer ataviada con una gorra de Trump y que portaba una bandera de EE. UU. Andrews, originaria de Pennsylvania (el estado donde el expresidente estaba haciendo el mitin) dijo que cuando vio lo sucedido quedó “en shock”, pero que cuando vio que levantaba el puño con la cara con manchas de sangre pensó: “Este es mi tipo”, y decidió acercarse a la Torre Trump para mostrarle su apoyo.
Otra de las personas que se acercaron a ese lugar fue Christine Randall, que llegó caminando hasta las puertas del edificio con una gorra con la frase “Make America Great Again” y una bandera con el lema “Take America Back”.
Randall confesó al mismo diario que creyó que Trump “quizá había muerto” y empezó a “llorar”; pero que cuando le vio levantarse se puso “muy feliz”. Varios seguidores de Trump también se acercaron a Mar-a-Lago, residencia de los Trump en Florida, según medios locales estadounidenses.
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Trump descansa en su resort de Nueva Jersey
El expresidente Trump llegó pasada la medianoche (hora local) a Newark (Nueva Jersey) y bajó de su avión privado por su propio pie y en aparente buen estado, según las imágenes que mostró la cadena Fox News. Vestido con un traje azul y sin corbata, Trump bajó las escalerillas de su avión privado y todavía saludó a alguna persona que se encontraba en la pista levantando la mano.
Pese a que había sido herido solo unas horas antes, Trump aparentó la más absoluta normalidad al bajar del avión, y de ahí fue trasladado a su resort en Bedminster (Nueva Jersey), donde ha pasado la noche.
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