La OTAN publicó, con motivo de la cumbre que celebra la Alianza Atlántica en Washington, el informe anual de su secretario general, Jens Stoltenberg, sobre cambio climático y seguridad.
Esta evaluación forma parte del plan de acción sobre cambio climático y seguridad que los líderes de la OTAN adoptaron en la cumbre de Bruselas de 2021.
En concreto, examina el impacto del cambio climático en cada uno de los dominios operativos de la OTAN -mar, tierra, aire, espacio y cibernético-, así como en las misiones y operaciones de la Alianza y en la resiliencia y la preparación civil.
Por primera vez, el documento incluye un análisis de las repercusiones del cambio climático sobre los posibles adversarios y competidores estratégicos de la OTAN, y aborda el impacto climático de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.
El informe recalca que, "además del sufrimiento humano, la invasión ha tenido efectos climáticos y medioambientales devastadores, con consecuencias de gran alcance en toda Ucrania y más allá de sus fronteras".
Aunque las estimaciones varían, los analistas sugieren que se liberaron hasta 175 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) durante los primeros 24 meses de la guerra.
Por otra parte, los incendios forestales provocados por los ataques a depósitos de petróleo, petroleros, refinerías y otras actividades hostiles han consumido campos y bosques, liberando emisiones adicionales a la atmósfera y reduciendo la capacidad de la vegetación para actuar como sumidero de carbono.
El informe añade que las restricciones del espacio aéreo sobre Ucrania y Rusia aumentaron la huella de carbono del sector de la aviación debido a que los aviones civiles volaban por rutas más largas y menos eficientes en cuanto al consumo de combustible.
En total, la OTAN eleva a 32.000 millones de dólares (29.612 millones de euros) los daños climáticos totales de este conflicto.
En paralelo, el estudio indica que la recuperación de Ucrania tras el conflicto exigirá la reconstrucción de infraestructuras críticas, viviendas, edificios públicos y emplazamientos industriales en todo el país y, en las regiones más devastadas, ciudades enteras.
Para llevar a cabo esa reconstrucción, será necesaria en particular una producción de hormigón y cemento que "puede provocar una cantidad sustancial de emisiones adicionales".
En esta evaluación del impacto del cambio climático en la seguridad, la OTAN ha elaborado estudios en tres áreas geográficas donde tiene presencia: Kosovo, la zona de tiro y adiestramiento de Rovajärvi (Finlandia) y el sistema de radar de alerta temprana conjunto de Canadá y Estados Unidos para la defensa aérea norteamericana (Norad).
También ha evaluado el rendimiento de submarinos, helicópteros navales y aviones de transporte militar en un clima cambiante.
El informe responde al compromiso de la OTAN de aumentar la concienciación y comprensión de los aliados sobre el impacto del cambio climático en su seguridad, y contribuirá a la adaptación de la Alianza a este nuevo entorno estratégico y operativo, aseguró la organización.